El camino florido que lleva a la historia religiosa de Cuenca
La catedral de la Inmaculada Concepción de Cuenca guarda, en una cripta, los restos de ilustres religiosos ❚ La iglesia es parte del patrimonio de la ciudad
La cripta de la catedral de la Inmaculada Concepción, en Cuenca, guarda los restos de personajes importantes e ilustres de la capital azuaya. Y esa es una de las razones por las que es considerada como un patrimonio cultural religioso de la ciudad. El templo data de 1885 y está ubicado en las calles Benigno Malo y Mariscal Sucre. La cripta, de 96 metros de ancho, está debajo de la nave central de la iglesia, hacia el costado izquierdo. Tiene 332 nichos (310 de ellos ocupados).
Los restos de monseñor Luis Alberto Luna Tobar, quien falleció el 7 de febrero del 2017 a la edad de 93 años, reposan en el lugar. En la lápida de quien fuera el arzobispo de Cuenca puede
leerse la frase: “Aquí está el que fue”, en cumplimiento a un deseo que tuvo en vida.
En la cripta reposan, además, los restos de Remigio Crespo Toral, Antonio Vega, Vicente Solano y obispos de la ciudad como Manuel María Serrano, Daniel Hermida y Miguel Cordero. También los del constructor de la catedral, Luis Antonio Chicaiza, y del obispo Miguel León, en cuya administración religiosa fue construido el templo bajo los diseños del sacerdote alemán Juan Stiehle.
Las flores que adornan los nichos son artificiales. En la parte central se observan figuras de ángeles y esculturas alusivas a la fe y la vida eterna, con diseño grecorromano.
Dentro del sitio se percibe una tranquilidad única. El ambiente huele a palo santo. Desde noviembre del 2017 se convirtió en un nuevo atractivo turístico religioso de Cuenca. Las visitas se realizan tres días a la semana: lunes, miércoles y viernes, de 10:30 a 16:00.
Durante los recorridos, los guías explican parte de la historia del lugar y la creencia antigua. Los restos de personas de dinero, entre ellas sacerdotes y demás notables cuencanos, según la creencia popular, eran sepultados allí, “junto a una iglesia, para que vayan directamente al cielo”, reseña Eliécer Cárdenas, cronista de Cuenca.
EL DETALLE
Ilustre visitante. El papa Juan Pablo II, en su visita al país en 1985, estuvo en la catedral y la llamó “la pequeña Roma”.