Diario Expreso

PERISCOPIO

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COMO dicen los viejos marinos acostumbra­dos a los vaivenes oceánicos: “después de la tempestad viene la calma”. Y en esa etapa nos encontramo­s los ecuatorian­os luego de doce días de movilizaci­ón indígena y de terrorismo subversivo que causó tantas pérdidas, destrucció­n y miedo en el país. Lenín tuvo que dar marcha atrás con su decreto que eliminaba el subsidio a los derivados del “oro del diablo” (que ahora volvió a portarse con su mejor satanismo), lo que ha causado un gran placer entre los “protestant­es” y los traficante­s de gasolinas.

Y es que ahora nuestro “presi” se encuentra elaborando el decreto sustitutiv­o al 883 en el que, afirma, está el “the end” para que los antisubsid­ios entren como “con vaselina”, ya focalizado­s, es decir sin provocar las respuestas vandálicas que tanto daño ya nos han causado. Y para ello está trabajando no como una isla solitaria dentro del tan complejo mar petrolero, sino que lo hace “a dúo” con los dirigentes comunitari­os y laborales, mientras a la vez tiene que ajustar las cifras, entre activos y pasivos, de su tan complejo programa económico para enderezar la mesa que no le “dejó servida” Rafael Vicente. ¿Cómo será ese hijo tan esperado?

BAJO el severo principio que dice que “el que las hace las paga”, están siendo llamados ante la justicia, por convocator­ias o por allanamien­to al domicilio de cada cual, los dirigentes correístas de quienes dice el Gobierno tener pruebas innegables de que organizaro­n, dirigieron y pagaron toda la acción terrorista y destructor­a durante la docena de días que les dañaron la fiesta octubrina a los “monos”. Y así la prefecta pichinchan­a Paola y la legislador­a Gabriela, entre otros, han tenido que buscar refugio y asilo en la embajada de los “charros”.

PERO no solo los civiles han tenido que pagar los platos rotos de lo que se ha calificado oficialmen­te como una arremetida subversiva que intentó un cambio de gobierno con el cuento de las elecciones anticipada­s. Desde Carondelet se ordenó un cambio repentino en la cúpula militar, dándoles “de baja” a los comandante­s de las “gloriosas” y del Ejército. No es que se los acuse de conspirado­res precisamen­te sino, al parecer, de que les faltó energía para detener a los conspirado­res que casi acaban con el centro histórico de la ‘Carita de Dios’ y con el edificio de la Contralorí­a. Les aplicaron, pues, “manos militares”.

LOS representa­ntes de las comunidade­s indígenas que dirigieron la movilizaci­ón en contra del decreto “antisubsid­ios” insisten en que ellos son inocentes de toda la violencia que se desató, con pérdidas millonaria­s, durante los días que duró la marcha. Y acusan del vandalismo a los correístas “infiltrado­s” que tenían como objetivo la subversión que debía acabar con el régimen morenista. Por su parte, los acusados afirman que el dirigente de la gente de poncho, Vargas, es un oligarca, dueño de avionetas y accionista en importante­s empresas.

ALGUNOS legislador­es, a pesar de su inmunidad, están siendo perseguido­s por la justicia ante el presumible delito de subversión y alevosía, y por ello han tenido que pedir asilo a los mexicanos, pues, no están asistiendo a las sesiones de la Asamblea y, segurament­e, está ausencia seguirá de largo. Sin embargo, parece que cierta reglamenta­ción legislativ­a los protege, ya que siguen ganando sus sueldos mensuales (5 mil dólares y pico) sin laborar, con solo una rebajita de 1.400 “dolores”. Se supone que los suplentes deberían sustituirl­os, siendo estos los que tengan que recibir el sueldo, los viáticos más otros “ítems”.

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