Preocupación en Salinas por la inseguridad en el malecón
Hay casos de robos y microtráfico en la zona más turística del cantón
Ottón Arboleda, propietario de un hotel en el malecón de Salinas, relata que tuvo que correr a un sujeto que intentó robar en su local. Tras varias cuadras de persecución junto a otras personas, logró atraparlo y entregarlo a la policía.
El visitante guayaquileño Miguel Mejía se quejó de que el pasado fin de semana se le sustrajeron un bolso con las pertenencias de su esposa, que las habían dejado en una de las carpas ubicadas en la playa del malecón de San Lorenzo mientras ellos ingresaron al mar.
“Esto es muy preocupante, los maleantes han comenzado a acechar en la zona turística más importante que tenemos, semanas atrás nos reunimos en el Cuerpo de Bomberos los empresarios con las autoridades para tomar acciones, pero hasta el momento no se ha hecho nada”, aseguró Arboleda.
“Es gente en su mayoría extranjera que viene disfrazada de vendedores, andan entre dos y tres, mientras uno ofrece su producto y distrae al turista, los otros se le van llevando las cosas que tiene en la playa, hay que poner orden a esto”, dijo el
Los maleantes han comenzado a acechar en la zona turística más importante que tenemos.
OTTÓN ARBOLEDA
Empresario turístico
artesano Pedro Suárez.
Manuel Delgado, una de las personas que alquila parasoles en el sector Las Palmeras, comentó que ahora él está pendiente de sus clientes. “Estoy dando vuelta a cada instante para que no se le lleven las cosas de los bañistas, lo importante es que estén tranquilos para que regresen”, indicó el comerciante que pertenece a la
Asociación Playa, Mar y Sol.
Pero no solamente son los robos los que lamentablemente se han incrementado en el malecón, sino también el microtráfico de droga. Las personas que tienen sus negocios en esta zona señalan que, de manera especial, en horas de la tarde y noche, gente de otros sectores llega a expender sustancias psicotrópicas.
“Se ponen a fumar en los asientos y al pie de la vereda, esto se pone apestoso y ahuyenta a los turistas, muchos saben quiénes son los que venden, pero temen decirlo por alguna represalia”, aseguró Jenny Jordán, quien labora en un local comercial.