Opción explorable
El modelo centralista: rector, administrador, dador, capacitador, etc., no aguanta más’.
Cuando se deben administrar aproximadamente 15 mil instituciones educativas regadas en todo el país, cuando se debe organizar más o menos a 160 mil profesores, agregando a eso la concepción ecuatoriana de que aquello que resulta ser del Estado no es de nadie y nadie por ello responde, obviamente que se va a fallar, a equivocar pasos, quebrando sin duda la calidad esperada y los resultados necesarios.
El país no resiste más el demagógico discurso de una educación de calidad y calidez cuando en los colegios hay droga, cuando en su mayoría los profesores no enseñan, cuando un alto número de alumnos no aprenden y distraen su tiempo en pandillerismo, microtráfico, etc. Es tiempo entonces de soluciones drásticas, pensamientos nuevos y cambios verdaderamente revolucionarios para enfrentar el problema.
Una planta central generalmente politizada, sin importar el gobierno de turno, que se empodera, dificulta y obstruye la posibilidad de renovación, no será jamás la mejor consejera, peor actora, para enfrentar los retos de educar bien a las nuevas generaciones. Entonces, ¿por qué no pensar en una municipalización de la administración educativa para que sean instancias organizacionales descentralizadas más pequeñas y cercanas las que asuman la responsabilidad de gerenciar, organizar, supervisar, evaluar la educación pública?
Que los fondos para educación se depositen en cuentas especiales creadas para ese fin, para que nadie los toque ni distraiga y a nombre de los distintos cantones en el Banco Central del Ecuador, que cada municipio genere talones para ser entregados a la familias, a fin de que estas, con aquellos, concurran a los establecimientos educativos que escojan para que eduquen a sus hijos y que cada institución al final de la cadena se presente hasta el Central para canjear talón por dinero, cerrando así el ciclo económico.
El modelo centralista: rector, administrador, dador, capacitador, etc., no aguanta más. ¿Queremos superarnos? ¿Queremos salvar la educación pública ecuatoriana? Actuemos.
Ahí dejamos una idea que puede ser una opción a explorar.