Diario Expreso

Un detective de mascotas desapareci­das

Los dueños pagan hasta 1.130 dólares por su servicio en Shanghái

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El detective privado Sun Jinrong usa detectores de calor, minúsculas cámaras de vigilancia y dardos con tranquiliz­antes para su misión: encontrar al gato Duoduo y terminar con la angustia de su dueño.

El detective chino, único del país, es muy serio y resuelve sus casos con tecnología de punta que vale miles de dólares. Desde que inició hace 7 años, Sun ha reunido a un millar de mascotas con sus dueños.

Sus clientes pagan unos 1.130 dólares por los servicios de su compañía con sede en Shanghái, en la que trabajan 10 personas. A menudo recibe llamadas de angustiado­s propietari­os en plena noche y no duda en recorrer las ciudades del país para ayudarles.

Durante el régimen de Mao Zedong, tener animales de compañía estaba prohibido. Se la considerab­a una actitud burguesa. En la China actual hay 91,5 millones de perros y gatos, según la organizaci­ón Pet Fair Asia y la Goumin.com.

Sun dice que a menudo las mascotas no se pierden, sino que las roban, y algunos perros son vendidos por su carne.

“La mayoría de los propietari­os de mascotas se ponen muy nerviosos”, asegura.

El propietari­o de Duoduo, Li Hongtao, contrató a Sun para que viniera hasta Pekín y encontrara a su gato. “Para mí es como si fuera de la familia”.

Para trabajar, Sun Jinrong utiliza una maleta de 50 kilos que esconde tres cámaras térmicas, un endoscopio y una máquina que sirve para detectar vida debajo de los escombros en caso de terremoto.

El detective camina con un detector de calor por un garaje, inspeccion­a unos excremento­s en el suelo pero no son del animal que busca. “Los excremento­s de los gatos tienen pelo. El color no es correcto”.

El detective trabaja sobre todo por la noche, cuando hay menos ruido, y a veces se queda despierto en una tienda de campaña. Hacia medianoche, de pronto aparece una figura en el monitor. Tras inspeccion­ar la zona, ve al gato entre unos arbustos. Llama al propietari­o que llega y finalmente agarra a la mascota en sus brazos. “¡Vamos a casa!” dice contento Li Hongtao. Son las palabras que más gusta oír a Sun, “un momento feliz”.

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NOEL CELIS / AFP Shanghái. Sun Jinrong posó junto con sus implemento­s de trabajo.

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