En EE. UU. frenan los romances en las oficinas
Los códigos éticos de las empresas de EE. UU. prohíben los amores en el trabajo ❚ En Europa solo hay recomendaciones
Dentro de las grandes corporaciones de este país, ‘incurrir’ en una aventura amorosa significa el despido.
Un romance. Un despido. Así de drásticas son las grandes corporaciones en EE. UU. La semana pasada, el consejero delegado de Mcdonald’s, Steve Easterbrook, fue forzado a abandonar su cargo por violar el código de conducta de la multinacional de la hamburguesa, que prohíbe las relaciones sentimentales entre empleados, como la que mantenía. Terminaba así un mandato de 17 trimestres consecutivos de crecimiento.
No es la primera vez ni será la última que ocurra. Hay numerosos ejemplos de dirigentes que fueron relevados del puesto cuando se conocieron sus líos de faldas. Los casos de Intel, HP, Texas Instruments o Snapchat son los más sonados.
Y es porque en el mundo anglosajón se presta mucha más atención a los escándalos que provocan los noviazgos en la oficina que a las prácticas de corrupción, que están peor vistas en Europa, sostiene Carlos Recarte, socio fundador de Recarte & Fontenla Executive Search. El movimiento Me Too, que sacó a la luz multitud de casos de acoso protagonizados por hombres poderosos, tiene que ver mucho con ello.
“Un directivo tiene que dar ejemplo en la organización y ser imparcial”, asegura Recarte, algo que choca con la falta de transparencia o la ocultación de estas relaciones, que pueden derivar en conflictos de interés.
En EE. UU. los códigos de conducta son taxativos, está muy extendida la prohibición de los romances entre jefes y subordinados, dice Mario Barros, socio de Uría Menéndez. “Y en España lo hemos empezado a ver con la importación de estos manuales por parte de las compañías estadounidenses a sus filiales locales. Pero otra cosa bien distinta es la validez que puedan tener esas cláusulas en nuestro país, donde no se pueden prohibir las relaciones en el trabajo ni despedir por el mero hecho de mantenerlas porque la Constitución protege el derecho a la intimidad”. El empleador no es quien para decir lo que han de hacer los trabajadores con su vida sentimental, prosigue; solo podría si interfiriera en el trabajo y crease situaciones de conflicto. Aquí el trato de favor es lo más habitual.
Por eso los bufetes de abogados aconsejan adaptar los códigos de conducta a la normativa local, explica David Díaz, socio responsable del área laboral de Baker Mckenzie.
El despacho de origen norteamericano transformó la prohibición en recomendación, como suele hacerse en Europa, que es justo lo que aconseja a sus clientes en España porque el derecho a la intimidad está por encima de cualquier norma corporativa y el despido tiene difícil acomodo, según dictó en 2015 el Tribunal Supremo, al declarar nulo un despido de un ejecutivo por un romance con una subordinada.
Para evitar que cualquier miembro de la pareja pueda ser echado alegando conflicto de interés, la comunicación de la relación sentimental a los superiores juega un papel clave.
Cuando se reconoce su existencia y la empresa tiene capacidad de tomar medidas, como cambiar la línea de reporte del subordinado o trasladar a uno de los miembros de la pareja, se ahuyenta el conflicto de interés y la posibilidad de despido.
Esta comunicación por parte de los enamorados es otra de las recomendaciones que deben incluir los códigos de conducta españoles, en los que rara vez aparecen en un apartado las relaciones románticas, aprecia Ignacio Esteban, del departamento laboral de Garrigues, que sí admite que recibe consultas de multinacionales de EE. UU. sobre si pueden implementar directamente en sus filiales españolas el documento que fija sus normas de comportamiento.
Aquí es más frecuente el caso de KPMG. “Nuestro código de conducta no se refiere a aspectos del ámbito personal o relaciones de pareja, pero rige como principio general para todos los profesionales de la firma valorar y evitar incurrir en cualquier tipo de conflicto de interés en sus diferentes actuaciones”, señala Teresa Coelho, responsable de personas en la consultora.
Los conflictos de interés se relacionan con incrementos salariales y ascensos rápidos.
MIGUEL ÁNGEL ZUIL
Ejecutivo de Boyden World Corp.