Las protestas reflejadas en obras
La convulsión que se ha vivido últimamente en América Latina centra las exposiciones en el Salón de Gráfica Contemporánea
Aquellos días de octubre, Sara Roitman se quedó en su taller, en una especie de encierro forzado. Quito estaba caotizado por la protesta indígena y ella, que se preparaba para participar en el Salón de Gráfica Contemporánea en Guayaquil, decidió hacer uso de lo que tenía a mano para dar forma a una nueva propuesta creativa.
El trabajo fotográfico planteado inicialmente quedó a un lado y comenzó entonces a plasmar una instalación en la que cada cuadrícula representaba un barrio de la capital. Era como un recorrido por el Centro Histórico, La Floresta, El Tejar, La Tola, San Roque, El Arbolito, El Ejido... Una línea los atravesaba. “Correspondencia de una ciudad situada”, la tituló y la elaboró en tela, acetatos e hilos de coser.
En el Museo Nahim Isaías está expuesta esta obra de la artista israelí chilena radicada en Quito, al igual que las de otros 24 artistas que participan en esta tercera edición que destaca por su contenido político. Muchos de estos trabajos reflejan la convulsión que se ha vivido en varios países de América Latina.
El chileno Jaime Catalán palpó el caos en su país y eso también lo llevó a hacer modificaciones a su trabajo. Colocó entre sus fotografías una bandera de Chile manchada de negro. Después de tanto conflicto, es probable que quede totalmente negra.
Cuty Espinel, responsable del museo, dice que estas expresiones permiten al público conocer cómo es el trabajo de los artistas y cómo incide el entorno en su creación.
Es como lo que presenta Ricardo Villarroel con ‘No hay peor ciego que el que no quiere ver’.
Al salón llegó también José Guedes, de Brasil. Está complacido con la calidad de los trabajos que se presentan en este salón al que fue invitado y que cuenta con las curaduría del ecuatoriano Hernán Pacurucu y del chileno Víctor Hugo Bravo.
Era su primera vez en el país y volverá el próximo año para una exposición individual. En esta ocasión trajo parte de su serie Fénix, en las que muestra obras de Piet Mondrian conceptualmente destruidas y reconstruidas. “Es como destruir simbólicamente el pasado para crear un camino nuevo”, dice.
El salón, titulado ‘Energía mecánica, post imagen’, hace un recorrido por la gráfica convencional y contemporánea. Muestra también videos y hay una obra frente a la que el visitante puede pararse y encender la linterna de su celular para ver cómo un grabado se proyecta en la pared.
En esta edición, la participación es a través de invitaciones que hacen los curadores, por lo que quienes allí presentan sus trabajos son artistas consagrados. El próximo año, al igual que como ocurrió el 2018, se hará un concurso en el que los grabadores que ganen tendrán la oportunidad de obtener una pasantía en el extranjero. Así, este salón va tomando fuerza en la ciudad.
LOS TRABAJOS
En el salón de la gráfica participan 25 artistas de Brasil, Chile, Argentina, Polonia, Las Islas Canarias y Ecuador. El público podrá apreciar las obras hasta el próximo 20 de enero.