Diario Expreso

Un voto amenaza la convivenci­a

Los electores de la ultraderec­ha se concentra en los municipios con más inmigració­n ❚ Vox fue el gran ganador de las elecciones del 10-N en España

- PABLO ORDAZ EL PAÍS ■ ESPECIAL PARA EXPRESO

Emiliano Paniagua -gorra verde, ropa de trabajo, paso apresurado-, responde con otra pregunta a la cuestión que desde la noche del 10-N todo el mundo se hace en Talayuela, un pueblo de 7.300 habitantes al norte de Cáceres:

– ¿Por qué Vox obtuvo aquí un 34 % de votos, el mayor porcentaje de toda la provincia?

– Mire el padrón y ahí tendrá la respuesta.

– ¿Usted cree entonces que es por el número de inmigrante­s [un 27% del censo]?

– Yo solo puedo decirle que nací aquí y que ahora en mi barrio soy el único extranjero: todos los demás son marroquíes.

Paniagua aclara enseguida que no está contra los inmigrante­s, porque él también lo fue durante 19 años en Holanda, y que tampoco es partidario de Vox, porque siempre se sintió de izquierda, pero dice que los marroquíes no se suelen integrar, que cada vez son más los que se van instalando en el pueblo, cobrando subvencion­es, rehabilita­ndo sus casas con ayuda de la Junta de Extremadur­a, y que eso despierta un cierto malestar.

Un par de calles más allá, Ángela, que trabaja “en la dependenci­a, o sea, cuidando a personas mayores”, cuenta que nació en Talayuela y que de aquí no se ha movido nunca y que por eso sabe de qué pie cojea cada uno. “Muchas de las críticas son injustas”, explica, “porque ahora nos quejamos de que estén aquí recogiendo el tabaco o los espárragos, pe

La derechita cobarde quiere recortar el gasto del Estado, pero nunca explica de dónde.

SANTIAGO ABASCAL

Líder de Vox

ro nos olvidamos de que muchos de ellos vinieron hace 15 o 20 años precisamen­te porque ningún español quería ir al campo.

Ángela reconoce que no hay insegurida­d en Talayuela ni otro problema grave que achacar a los inmigrante­s -“si acaso que tiran los colchones o los muebles fuera del horario de recogida y que arreglan los coches en plena calle”-, pero sí comparte la sospecha generaliza­da de que, de alguna forma, se llevan buena parte de las subvencion­es. “Y con los 400 euros que les dan”, explica, “ellos viven perfectame­nte y nosotros no. ¿Por qué? No sé, por su forma de vida, o tal vez porque se ayudan entre ellos”.

El jueves, a eso del mediodía, en el zaguán del Ayuntamien­to de Talayuela, dos concejalas comentan de manera informal los buenos resultados de Vox en el pueblo. “Ha sido una sorpresa”, reconoce una de ellas, “porque en las municipale­s del pasado mes de mayo al candidato de Vox a la alcaldía lo votó su familia, y no toda”.

La otra repite a cada rato una especie de jaculatori­a: “Es que Facebook tiene mucho peligro”. El incendio continuo de las redes las acusacione­s falsas, el bulo del favoritism­o en las subvencion­es, la incitación a la desconfian­za y el discurso del miedo y hasta del odio a los extranjero­s- no se correspond­e en absoluto con la vida diaria del pueblo.

No hay rejas en las ventanas y la ropa está puesta a secar en las fachadas. Los marroquíes van y vienen tranquilam­ente de la mezquita, situada en la calle Núñez de Balboa, frente a la casa de un vecino -furgoneta blanca de trabajo, Mercedes negro y lustroso para ir de paseo- que los observa tranquilo desde la puerta de su

parcela: “Los hombres entran al culto por aquí, y las mujeres por la calle de atrás. Es verdad que esto está atascado siempre de marroquíes, pero no se meten con nadie ni dan problemas. Si acaso algunos jóvenes, ya sabe usted, que venden cosas que no tendrían que vender...”.

Una concejala explica que, aunque el padrón diga que los inmigrante­s censados son ya el 27% de la población, en las escuelas ya suponen el 50 % de los alumnos, pero que por el momento eso no crea ningún problema: “No hay más absentismo escolar que si todos fueran de aquí. Las madres marroquíes están igual de pendientes de sus hijos pequeños que las españolas.”

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EL PAÍS Talayuela. Una inmigrante marroquí se cruza con un par de españolas.

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