Delfín gana su mano
Era el turno de Manta. El equipo cetáceo aprovechó la final en casa, su revancha contra Liga de Quito por la Copa Ecuador y la lúcida actuación de su arquero en los penales para llevarse el primer título de Ligapro sin meter un gol.
Me sorprende: no había tapado un penal en todo el año y hoy fueron tres. Maravilloso lo que estamos viviendo. Ahora, a celebrar. PEDRO ORTIZ, golero cetáceo
Luchamos para esto. Estoy agradecido con el equipo, este es el resultado del trabajo de todo el año. Agradezco a mi familia por el apoyo. CARLOS GARCÉS, delantero de Delfín
Delfín se tomó la revancha y se quedó con el trofeo de campeón tras ganar en la tanda de penales (2-1). El Jocay de Manta se volvió un escenario de fiesta. Tras el pitazo final del árbitro en el partido definitorio de la Ligapro, se vivieron dos escenas opuestas. Los jugadores del Cetáceo empezaron a celebrar por el campeonato, mientras que los de Liga de Quito quedaron pasmados por el resultado final, que rompió la paridad (0-0) registrada en los 90 minutos.
Cuando Pedro Ortiz le tapó el penal al colombiano Martínez Borja, inmediatamente el golero del conjunto manabita se convirtió en la atracción de sus compañeros y los gritos de la hinchada mantense. “Grande Ortiz. Eres el mejor del Ecuador. No te vayas, que esta es tu casa por siempre. Ortiz, Ortiz, Ortiz...”, corearon los hinchas del ídolo del Manta desde los graderíos.
Todos los integrantes del cuadro azul corrieron desde el centro del campo para ir donde el guardameta. Lo tiraron al piso y se le pusieron encima, lo abrazaron y lo felicitaron. Lloraron y gritaron de la emoción por conseguir su primer trofeo de campeón en la serie de privilegio del balompié ecuatoriano, luego de que perdieran dos finales: una por la Copa Ecuador (ante el mismo contrincante, este año) y otra por el campeonato nacional (frente a Emelec, en 2017).
El entrenador Fabián Bustos también se abrazó con sus dirigidos. Luego se ubicaron en el círculo central del campo de juego, se arrodillaron, formaron un círculo y empezaron a dar las gracias por el primer campeonato que consigue Delfín.
Antes de la tanda de penales, Bustos llamó a todos sus dirigidos y los hizo formar en un círculo para darles una charla, que no se extendió más de cinco minutos. Luego se sentó por primera vez en el partido y miró fijamente los lanzamientos. El penal errado por Martínez Borja, que significó el campeonato para Delfín, lo hizo romper en llanto.
La celebración con la hinchada no podía faltar, con la tradicional vuelta olímpica. Como si formaran un gusanito, uno tras otro cada jugador iba corriendo alrededor del campo para saludar a sus seguidores y dar las gracias por el apoyo recibido.
La bandera de la provincia de Manabí desfiló por toda la cancha cargada por los jugadores; mientras Bruno Piñatares ondeaba junto a su compatriota William Riveros el emblema de su país, Uruguay.
Los abrazos, lágrimas y gritos no faltaron entre ellos. Carlos Garcés se acercó a la tribuna y reconoció el respaldo que les dieron durante los 90 minutos y la tanda de penales. “Gracias por el apoyo, muchachos”, decía mientras aplaudía y de fondo se oía el grito de la hinchada: “Garcés, Garcés, Garcés…”.
Luego vino el momento soñado, aquel que los manabitas esperaban desde el 16 de abril de 2016, cuando un terremoto los puso a prueba.
Una tarima ubicada en la mitad del Jocay fue testigo de la entrega de medallas y del trofeo que el capitán Carlos Garcés levantó, como símbolo de la forma en que los habitantes de esta pujante provincia lograron salir adelante, luego de aquella fatídica fecha.