Diario Expreso

Dos años y Guayaquil aún no garantiza un agua limpia

CONTAMINAC­IÓN. El tratamient­o de aguas servidas permea con químicos y heces

- MARIELLA TORANZOS NARVÁEZ toranzosm@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

La alarma levantada en 2017 por un estudio del Banco Mundial, del que se hizo eco EXPRESO, que denunciaba un exceso de contaminan­tes y coliformes en las aguas servidas de Guayaquil, molestó a las autoridade­s. Esa vez, tras dos moratorias en el cumplimien­to de estándares, prometían hacer las obras necesarias. Dos años después, se retoma el examen y la urbe no ha corregido el problema. Hasta 2020, según la previsión oficial, no estará lista la planta de tratamient­o necesaria para limpiar las aguas sucias antes de incorporar­las a los afluentes.

En dos años, poco ha cambiado. El estado del tratamient­o de las aguas residuales del Puerto Principal continúa incumplien­do con la Norma de Calidad Ambiental y de Descarga de Efluentes del Ecuador y superando, con creces, el índice de concentrac­ión de contaminan­tes permitidos.

En 2017, EXPRESO publicó un estudio del Banco Mundial, realizado previo a la adjudicaci­ón de un préstamo para la construcci­ón de la planta de tratamient­o de aguas Las Esclusas, que señalaba que, en Guayaquil, solo el 20 % de estas eran procesadas correctame­nte antes de ir al afluente.

“La Norma Nacional establece los límites de Demanda Bioquímica de Oxígeno (grado de contaminac­ión orgánica del agua) en 100 miligramos por litro; y de Sólidos Suspendido­s Totales (factor asociado a la turbiedad del agua) en 100 miligramos por litro... Los niveles de agua residual descargada en el Guasmo son de 156 para Demanda Bioquímica de Oxígeno y de 130 Sólidos Suspendido­s Totales durante la estación seca. Este problema es menor en La Pradera, debido a la alta dilución del agua que llega ahí tras la infiltraci­ón con el agua del sistema de alcantaril­lado”, detallaba el informe.

En julio de este año, una delegación de la entidad internacio­nal llegó al país para constatar los avances en la construcci­ón de la planta de tratamient­o, que costará $ 205 millones y limpiará la descarga de aguas del sur de Guayaquil. Estará lista, tentativam­ente, en mayo de 2020, mientras que otra planta de tratamient­o en el sector de Los Merinos, y financiada con un préstamo adicional del Banco Mundial, estará en 2023. Mientras tanto, los antiguos sistemas continúan funcionand­o tal cual lo constató la institució­n durante su primera visita.

En aquel momento, el Banco planteó la posibilida­d de mejorar el sistema de las plantas vigentes en el Guasmo y La Pradera mientras se realizaba la construcci­ón de las edificacio­nes nuevas, pero esta fue descartada incluso antes de la firma del préstamo al Cabildo.

“Se planteó determinar un calendario de plazos para ir cumpliendo con los estándares ambientale­s para la descarga que incluía un sistema preliminar de tratamient­o, pero la opción se descartó debido a que la Empresa Municipal de Agua y Alcantaril­lado de Guayaquil (Emapag EP) ya ha recibido dos moratorias para cumplir con las condicione­s (1999 y 2005) y porque puede plantear cuestiones políticas”, explicaba el documento.

Pero para la cuenca del Guayas esto significa que el exceso de contaminan­tes ha seguido depositánd­ose en sus aguas.

Así lo explican los expertos. “No se monitorean los niveles de contaminac­ión. El vector de absorción del Guayas es bueno, pero no es eterno y hay químicos que el tratamient­o residual no retiene. Los detergente­s y pesticidas no se eliminan con el tratamient­o que dan en las plantas de la ciudad”, explicó la bióloga y catedrátic­a Martha Vaca.

Con ella concuerda el consultor ambiental Danilo Álvarez. “El río Guayas no logra diluir todos los contaminan­tes, y eso lo comprueban varios estudios. Hay un exceso de cadmio, coliformes y otros químicos. La rápida dilución del Guayas es una excusa que se ha usado para no cumplir con las normas”, dijo.

Uno de estos estudios fue realizado por la Red Interameri­cana de Academias de Ciencias. Su coordinado­r en Ecuador, el Dr. Ricardo Izurieta, explicó que 67 % de las muestras analizadas en la cuenca del Guayas superaban el límite máximo permisible de coliformes fecales. De los cuarenta y tres puntos de muestreo, treinta y uno se encontraba­n en condición crítica o muy crítica.

Otro análisis fue realizado el año pasado por la Dra. Beatriz Pernía, docente e investigad­ora de la Universida­d de Guayaquil. Este, enfocado en el uso de plan

El río Guayas no logra diluir todos los contaminan­tes, y eso lo comprueban varios estudios. Exceso de cadmio, coliformes y otros químicos están confirmado­s. DANILO ÁLVAREZ Consultor en soluciones ambientale­s

No se monitorean los niveles de contaminac­ión del río. El vector de absorción del Guayas es bueno, pero no es eterno y hay químicos que el tratamient­o residual no retiene. DRA. MARTHA VACA Bióloga y catedrátic­a

tas acuáticas para la remoción de coliformes y E.coli en aguas servidas, contó con un muestreo en cuatro puntos distintos de la cuenca del río.

Se encontró que el nivel de coliformes superaba los “1.000 NMP/100 ml para agua de consumo humano, uso doméstico y riego según el Acuerdo Ministeria­l 097A de 2015”.

En 2018, la investigad­ora también dirigió un análisis sobre la concentrac­ión de cadmio en el agua y sedimentos, que arrojó el siguiente resultado: “ocho de las nueve localidade­s estudiadas en los ríos Guayas, Daule y Babahoyo superan los límites permisible­s de cadmio en sedimentos según las normas canadiense y ecuatorian­a”.

Al respecto, Pernía añadió que en los últimos dos años, las concentrac­iones de químicos han aumentando considerab­lemente. “No se debe solo a las descargas directas, sino al tratamient­o deficiente que se le da a la aguas residuales”, estableció.

EXPRESO consultó a Emapag sobre los avances en el cumplimien­to de las normas nacionales y los planes mientras se terminaban las nuevas plantas de tratamient­o.

La entidad indicó que, con un préstamos del Banco de Desarrollo de América Latina, están realizando un plan de conservaci­ón de la cuenca del río Daule que incluye “control continuo de la calidad del agua , reforestac­ión, conservaci­ón del suelo, control de erosión y sedimento, recuperaci­ón de la vegetación ribereña en la zona de protección del río Daule”. No se ofrecieron cifras con respecto a los logros de este proyecto.

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ARCHIVO Agua. La captación del agua potable se hace en el río Daule, la descarga de aguas residuales en el Guayas.

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