Se transforman en Papás Noel por amor
Entregan regalos o dulces, interpretando a este personaje típico
Cada diciembre, decenas de Papás Noel se pasean por centros comerciales y malecones, como un atractivo más en las fiestas de Navidad. Para personificar al anciano gordo hace falta carisma y, sobre todo, saber tratar a los niños.
Diego Moreno lleva vistiendo el traje rojo hace ocho años, pero en la animación, aproximadamente 15.
En esa época era más delgado, admite. Y desde ese tiempo el personaje ha ido evolucionando. Papá Noel le encanta, tanto por el significado de su origen como por la emoción que causa en los niños cuando lo ven en Guayaquil. Se transforma por amor a ellos.
Por su tez blanca, las personas pensarían que con el uso de la barba sería suficiente, pero su performance incluye maquillarse de blanco hasta las cejas y luego colocarse algo de rojo en las mejillas.
Eso, en cambio, no es problema para Javier Saltos García, pues su piel es trigueña y no intenta disimularla. Cada 25 de diciembre se transforma en un Papá Noel motorizado que regala juguetes en barrios pobres de Milagro.
Para “convertirse” en ese personaje que le da sentido a estas fiestas, Saltos no usa mucho maquillaje. Su piel morena resalta sobre la pintura rosada que usa para sus cachetes y el blanco de las cejas.
De ahí, con la ayuda de los integrantes de su escuela de danza, reemplaza los renos y el trineo con sus motocicletas y recorre diversos sectores para entregar los obsequios que ha conseguido “tocando las puertas” de sus amistades.