El Atlético de Madrid se alivia gracias a Correa
MADRID ■ Después de tres jornadas, el Atlético de Madrid reencontró ayer la victoria y el rumbo en la Liga frente al Granada, de nuevo agarrado a sus dos valores más indudables en el presente: el argentino Ángel Correa, goleador de nuevo, y el meta esloveno Jan Oblak, salvador una vez más para retener el triunfo.
Desde el 1-0 del atacante, fruto de la presión tremenda con la que abordó el conjunto madrileño los primeros diez minutos, a la intervención definitiva del portero, cuando se sentía al filo del empate, también en el único remate entre los tres palos de su adversario, el Atlético mantuvo la inconstancia en la que vive.
El inicio fue lo mejor de su partido. Agotado todo el margen, ante su situación más incierta en todos los años de la era Simeone para alcanzar la Liga de Campeones, no sirven los términos medios para el Atlético, tan necesitado de tantas cosas, pero sobre todo de victorias, recuperó una de sus señas más reconocibles de tiempos pasados: la potente puesta en escena, mientras encuentra otras cualidades, mucha más destreza y, en suma, mucho más fútbol.
En seis minutos, el 1-0. Lo marcó Correa, cuya revalorización actual es indiscutible. Ha sido un elemento esencial en ocho de los últimos diez goles de su equipo, bien como asistente (3) o bien como definidor (5), concentrados en los diez duelos más recientes de un equipo que añora la pegada en ataque, la mejor de las soluciones.
Tres partidos seguidos
sin ganar tenía hasta antes de esta jornada el equipo de Simeone, por lo que ayer apenas pudo respirar.