El Guayaquil manso
Hubo poca afluencia en el norte y centro. No ocurre lo mismo en el sur
Mientras siguen arreciando las críticas de ciudadanos y del mismo Gobierno a la población desobediente, hay un Guayaquil manso y consciente que acató la orden de quedarse en casa. En el parque Seminario, las iguanas campan a sus anchas.
Las nuevas medidas de seguridad para evitar la propagación del COVID-19 no frenan a los habitantes de diversos sectores de Guayaquil, que todavía incumplen con el aislamiento preventivo. EXPRESO realizó un recorrido ayer, y constató que algunos peatones recorrían el centro de la ciudad con diferentes propósitos, ya sea para comprar medicinas o pasear a sus mascotas.
Aunque los espacios públicos están cerrados, Pedro Moreno, encargado del mantenimiento del parque Seminario, situado al frente de la Catedral Metropolitana, paseaba en el interior de esta emblemática área verde porteña en la que habitan decenas de iguanas.
Su presencia motivó a los reptiles a salir de los estanques y descender de los árboles. Moreno traía tres fundas llenas de guineo y papaya para alimentarlas, pero lamentó no traer lechuga, el alimento que, a su juicio, está escaso y es el favorito de estos animales.
“Vengo pasando un día. Desde mi casa corto las frutas. Y en el caso de las tortugas, se les da balanceado. También les he traído zanahoria”, detalló.
La transitada avenida 9 de Octubre estuvo desolada. Angélica Gómez, habitante del sector, señaló que por este motivo sintió “paz” para realizar su trabajo desde casa.
Vengo pasando un día al parque Seminario para darles de comer a las iguanas y tortugas.
PEDRO MORENO, trabajador privado
“Hay que acatar las medidas, lo bueno es que sale una persona por familia y así deberían hacerlo”, recomendó.
En tanto que en otros sectores del centro, solo atendían farmacias y pocos supermercados. Las bancas de la plaza San
Francisco, por ejemplo, estaban ocupadas por personas en situación de calle y extranjeros sin hogar. Un guardia de seguridad del sector lamentó que el sitio se pueda convertir en un foco de infección por las decenas de personas (incluso niños) que duermen allí.
“Debería alguien hacer algo por ellos. Al momento del toque de queda llegan y se pueden contagiar”, se quejó.
En tanto que en el sur de la urbe, hubo largas filas de ciudadanos en las afueras de farmacias y supermercados. Asimismo, en algunos locales comerciales no se respetó la medida de prevención de estar distanciados por al menos un metro.
En los mercados informales de la isla Trinitaria, al pie de la avenida Perimetral, los usuarios se aglomeraron desde temprano para adquirir verduras y mascarillas.
Lo mismo ocurrió en la calle Q, donde con tricimotos y triciclos los ciudadanos retornaban a sus hogares.