Politécnicos trabajan en respiradores de bajo costo
La impresión 3D tiene varias características que la han hecho, con el pasar de los años, cada vez más atractiva en casi todos los ámbitos industriales y sociales. Sin embargo, con la urgencia que una pandemia mundial apremia, una de esas características la hace sobresalir: producción bajo demanda. ¿Por qué esto es relevante ahora?
Porque ante la restricción de movilidad, las cadenas de producción empiezan a romperse y el stock de productos comienza a escasear. Ante esto, la impresión 3D permite la creación de ciertos productos sensibles específicamente en el campo médico y cuando, por la gran demanda y
poca producción, empiezan a escasear.
Entre los productos o equipos que más tienen demanda y que, además, pueden ser producidos usando una impresora 3D están: mascarillas, protectores faciales y partes de respiradores. Alrededor del mundo la comunidad maker se ha empezado a organizar para generar diseños de mascarillas y protectores faciales “imprimibles”, estos diseños se han compartido gratuitamente para que todo aquel que disponga una impresora 3D se ponga manos a la obra y empiece a imprimir para suplir la inmensa demanda en centros de salud y hospitales. Localmente, un grupo de estudiantes, ingenieros e investigadores de Espol están involucrados en la iniciativa Openventi (openventi.org) para generar localmente respiradores de bajo costo que sean efectivos y que puedan entrar a funcionar rápidamente ante la posible futura escasez de estos equipos en comparación con el número de infectados usando tarjetas de control de bajo costo y
elementos impresos en 3D.