De pasantía soñada a pesadilla incierta
Jóvenes guayaquileños, que se fueron a EE. UU. por un programa de intercambio, perdieron sus empleos y ahora no pueden regresar
Año a año, estudiantes universitarios aprovechan sus vacaciones para participar del programa de intercambio Work and Travel, que con costos desde $ 2.000 ofrece mejorar el idioma inglés y conocer nuevos lugares mientras se generan ingresos económicos.
Este 2020, sin embargo, la pandemia que tiene al mundo de cabeza ha dejado a los beneficiarios de la iniciativa atrapados en un país que no conocen, solos y, en algunos casos, sin ingresos para sobrevivir.
Algunos de ellos son de Guayaquil y hablaron con EXPRESO. Llegaron a Estados Unidos desde mediados de febrero. Las primeras semanas desempeñaron sin problema labores de distinta índole, pero la emergencia declarada para evitar el contagio, por la que debieron cerrar algunos locales, los dejó en el limbo.
Es precisamente la suspensión de labores la principal preocupación. “El 14 de marzo nos citaron para decirnos que solo íbamos a trabajar 24 horas a la semana; pero tres días después nos dijeron que probablemente las siguientes semanas cerrarían todos los hoteles”, cuenta Daniella Parrales, participante del programa en Orlando.
El hotel al que llegó a trabajar le dio como alternativa cambiar de destino y mudarse de empleo; no obstante, la propuesta no es conveniente, porque el costo del nuevo alojamiento sería elevado y no le permitiría subsistir. “Además, los empresarios del hotel no aseguraban que todos los trabajadores pudieran ser reubicados fácilmente”, precisa.
Esta misma situación inquieta a los estudiantes que se encuentran en Wisconsin Dells. “Nos dijeron que el parque acuático Kalahari iba a cerrar, y nos preocupamos porque no sabíamos qué hacer y cómo íbamos a pagar la renta”, manifiesta Christian Torres, reclutador de la agencia Xperience y uno de los beneficiarios de Work and Travel.
Aunque el programa está avalado por la empresa privada, no garantiza seguros para solucionar este tipo de emergencias y no contempla la devolución del dinero en casos como este.
Torres y sus compañeros tuvieron suerte. Los gerentes de Kalahari comunicaron que las dos semanas en cuarentena serían remuneradas. Pero no a todos les va bien. En el parque Great Wolf no continuarán trabajando ni obtendrán ayuda
económica por parte de sus empleadores, lo cual obliga a los estudiantes a buscar un nuevo trabajo por su cuenta.
Entre tanto, los estudiantes que laboran en el resort Mt. Olympus seguirán su trabajo con normalidad, hasta nueva
orden y con opción a sobretiempo, pero los del Wilderness cerraron esta semana. Ambos se sitúan en Wisconsin Dells.
Aquellos que trabajan en supermercados mantienen sus empleos, aunque sus jornadas son más extenuantes.
Como en todos los países, la emergencia ha generado aglomeración de clientes en negocios de este tipo. “Nuestras horas se han disparado, es la primera vez que nos dan la oportunidad de hacer horas extras”, comenta Carla Freire,
participante del programa en Miramar Beach, Florida.
Los estudiantes que aún conservan su puesto de trabajo en hoteles, los parques de atracciones que aún no cierran y restaurantes, temen quedarse sin empleo en cualquier momento.
Diariamente, acuden esperando que estos sigan abiertos y puedan realizar su jornada con normalidad. Además, en sus horas libres llenan solicitudes de empleo para otras empresas, por prevención.
“Las agencias y ‘sponsors’ (contacto en Estados Unidos) siempre dicen que están dispuestos a ayudar, pero la verdad es que no. A muchos les dijeron que la solución era regresar a Ecuador o que vean por su cuenta cómo mantenerse”, dice José Bravo, reclutador de otra empresa y participante del programa en Tampa, Florida.
Cuando un estudiante universitario se acoge a este tipo de intercambios, firma un contrato con la agencia, en el cual una de las cláusulas establece que los familiares tienen los recursos económicos suficientes para mantenerlos en Estados Unidos en caso de que algo ocurra.
Eventualidades como el COVID-19, por supuesto, no están dentro de ese acuerdo. Es decir, ni los estudiantes, ni las familias, ni las agencias contaban con que, entre las medidas adoptadas por los gobiernos para evitar la propagación del virus, esté la prohibición de ingreso y salida de ciudadanos nacionales y extranjeros residentes, lo cual ha imposibilitado el retorno de los participantes del programa al país.
Algunos ‘sponsors’ han propuesto alternativas como cambio de empleo, reducción de horas a las jornadas o que los beneficiarios que tengan la opción se muden con familiares que residan en el país. Quienes no disponen de esta última opción y están completamente solos, deberán seguir buscando empleo para cubrir la renta y sus gastos básicos.
Los familiares en Ecuador están preocupados debido a la presencia del coronavirus en Estados Unidos y a que los participantes pueden presentar problemas para subsistir por la falta de empleo, ya que aunque los estudiantes firmaron el compromiso aquel que avala su capacidad económica, algunos no la poseen.
Aunque existen ‘sponsors’ que ya se hicieron presentes para ayudar en la emergencia, otros en cambio no han hecho ningún tipo de pronunciamiento. EXPRESO consultó a las agencias sobre este tema, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
EL DETALLE
Popularidad. Las agencias se encargan de promover el programa durante el período de clases. En estas vacaciones, solo por parte de dos agencias, viajaron alrededor de mil alumnos.
LA FRASE
Los ‘sponsors’ dijeron que podíamos regresar al país sin que nos afecte la visa, pero eso fue antes de que se bloqueara la entrada.
CHRISTIAN TORRES, reclutador y beneficiario del programa