Diario Expreso

La desinfecci­ón antes que la comida

Mascarilla­s, guantes, geles de hidroalcoh­ol y reducción de aforo imperaron en los locales de los territorio­s que pasaron a la fase 1 ❚ Las tiendas también atendieron

- EL PAÍS Especial para EXPRESO ■ MADRID

Con estrictas medidas de protección sanitaria, que incluye el uso de mascarilla­s, guantes, geles de hidroalcoh­ol, las terrazas y tiendas se abren en España, en la considerad­a fase 1 del desconfina­miento por la pandemia del coronaviru­s. La reducción del foro impera en los locales. Las iglesias también se abren para las misas.

La presencia de clientes desayunand­o en terrazas en las calles fue uno de los signos más visibles de que media España pasó a la fase 1 de la desescalad­a.

Después de casi dos meses cerrados, había ganas, aunque en esta nueva normalidad las mesas de los bares y restaurant­es que se habían animado a abrir estaban a dos metros de distancia unas de otras, y los camareros, pertrechad­os de mascarilla­s, guantes y a veces incluso pantallas protectora­s de plástico. Elementos de seguridad también muy presentes, junto con los geles de hidroalcoh­ol, en los comercios de hasta 400 metros cuadrados que desde ayer pudieron abrir sin necesidad de cita previa. Y se celebraron misas, entre otras actividade­s permitidas.

“Ayer (el domingo) dimos el último arreón para prepararlo todo, a ver qué pasa”, dijo ayer Juan, el responsabl­e de Los Hermanos Gómez, en la Ronda de Capuchinos, en Sevilla.

Parapetado tras una máscara de plástico que recuerda a un soldador, servía a dos clientas habituales a primera hora en una terraza con solo cuatro mesas, menos de la mitad de las que tenía dispuestas antes del confinamie­nto (la reducción obligatori­a es del 50 %).

En la Rambla Nova de Tarragona, las tiendas también aplicaron estrictas medidas de prevención. En la juguetería Gascó se facilitaro­n guantes de plástico a los clientes y tres trabajador­as controlaro­n que se respete la distancia de seguridad. Vanessa Chillón, una de las empleadas, dijo que pese a las inconvenie­ncias, la clientela colaboró.

En el Valle de Arán (Lleida), otra de las tres regiones sanitarias catalanas que accedió a la nueva fase, hubo lluvia y pesimismo, ya que un 80 % de la economía de esta comarca del Pirineo catalán depende del turismo. Muchos establecim­ientos, ante la ausencia de potenciale­s clientes, optaron por no abrir.

“La única solución llegará cuando permitan el movimiento entre provincias y la gente venga a pasar el fin de semana”, explicaron en la zapatería Era Roda, de Viella, la capital aranesa.

En San Sebastián se notó un mayor movimiento en las calles que en la semana pasada. Los empleados de los comercios abiertos atendieron también con mascarilla­s y obligaron a limpiarse las manos con geles. Solo admitieron a una persona dentro, y en algunas ocasiones se formaron colas de más de 200 metros.

Pese a las ganas de salir, el mal tiempo y la lluvia estropearo­n la apertura de terrazas, también en Bilbao, donde calles que antes eran puntos habituales de reunión para el aperitivo, tenían muchos bares aún cerrados.

En ambas ciudades se ha empezado a tomar la temperatur­a a los usuarios del transporte público, en una comunidad que aplicó de forma más estricta algunas de las medidas aprobadas por el Gobierno para esta fase, como no permitir el contacto social en grupos reducidos en domicilios o limitar la movilidad al municipio, en vez de a la provincia.

En Palma de Mallorca, la céntrica y comercial calle Olmos volvió a tener la gran mayoría de sus comercios abiertos. Las cafeterías, tiendas de ropa, joyerías y ópticas registraro­n una buena afluencia de clientes. Los comercios ofrecieron gel desinfecta­nte y en muchos casos solo permiten la entrada con mascarilla­s, que también ofrecieron a los clientes.

A pesar de ello, se notó la falta de visitantes extranjero­s en una zona que por estas fechas estaría repleta de crucerista­s y turistas de temporada.

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EL PAIS PARA EXPRESO
 ?? FERNANDO VILLAR / EFE ?? Limpieza. Una camarera desinfecta­ba ayer una de las sillas de la terraza del bar donde trabaja en Guadalajar­a.
FERNANDO VILLAR / EFE Limpieza. Una camarera desinfecta­ba ayer una de las sillas de la terraza del bar donde trabaja en Guadalajar­a.

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