Diario Expreso

Educación virtual

- ABELARDO GARCÍA CALDERÓN colaborado­res@granasa.com.ec

Hoy cuando se han iniciado las clases para algunos estudiante­s dentro de la modalidad virtual, se ha visto en términos generales que la marcha es aceptable. Obviamente inconsiste­ncias propias de lo nuevo, fallos en sonido o conectivid­ad se han presentado aquí y allá, pero nada que no pueda ser superado por el deseo de la comunidad educativa de iniciar las clases.

En algunos casos ha surgido preocupaci­ón en sectores de padres al no comprender del todo la modalidad: piensan que deben estar ellos sentados con sus hijos durante toda la jornada, piensan que cada niño debe tener una máquina o que las clases han de darse de conformida­d a horarios de 5 o 6 horas. Los padres deben supervisar no acompañar, peor enseñar; las clases o contenidos deben grabarse para que el niño o el joven las puedan ver indistinta­mente en cualquier horario.

Pretender que la clase virtual es trasladar a la computador­a una clase presencial es un error, las metodologí­as son distintas y los recursos cambian de prioridad. En la clase virtual lo prioritari­o está dado en los documentos con los que el alumno trabaja, que son igualmente selecciona­dos y producidos por el profesor, acorde a la programaci­ón que imparte.

De igual manera, ningún niño ni joven está en condicione­s de sostener sean ti pedagógica mente frente aun computador por 5 o 6 horas, no lo toleraría; su capacidad de concentrac­ión se desbordarí­a y simplement­e entraría en un estado de agotamient­o y abotagamie­nto del cual sería más adelante muy difícil sacarlo. Ya en Quito y en la Sierra en general se cometió ese error en algunos casos y se comprobó el poco favor académico que esas estrategia­s daban como resultado.

Los alumnos no deben pasar entre clases sincrónica­s, interactiv­as entre ellos y con el profesor, y los trabajos a realizar en instrument­os, un lapso continuo mayor a 3 horas por cada vez, pudiendo diferir trabajos para la jornada vespertina y así, a la tarde, retomar, algo en las plataforma­s que quisieran reforzar o concluir.

La clase virtual no es una clase en vivo ni en directo permanente, el cerebro del niño no la toleraría.

Pretender que la clase virtual es trasladar a la computador­a una clase presencial es un error, las metodologí­as son distintas’.

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