Lecciones de honestidad
El belga robó y enseñó a robar a funcionarios del gobierno, de alcaldías, prefecturas, hospitales, asambleístas, quienes, cual buitres famélicos y eximios depredadores arrasaron con las pertenencias nacionales.
Mi padre político, Juan A. Moreira Baquerizo, por 4 años Director General de Aduanas, jamás nombró a compadres o allegados a cargo alguno, prohibiendo a sus familiares viajar al exterior; de hacerlo, pondría a un vista aforador para que revise su equipaje al arribo. Al fallecer no tenía casa, vehículo propio o pertenencia alguna.
Mi padre, José E. Sarrazin Donoso, Superintendente de Anglo Ecuadorian Oilfields LTD. y perito de la Lloyds de Londres, jamás nombró a un consanguíneo o amigo a cargo alguno. No terminó su casa por falta de fondos y este fue el único bien que legó.
Yo, como ministro de Salud, no nombré a recomendados o familiares y enviaba a la trituradora a todas las recomendaciones que me llegaban solicitando cargos.
No ingresó recomendado alguno a los Hospitales Enrique Garcés, Santo Domingo y Chillanes; sus directores fueron escogidos mediante un concurso y los demás funcionarios, pasaron por una severísima selección.
Al necesitar 20 chasises cabinados, el Departamento de Compras los cotizó y al ir donde el concesionario pregunté: ¿Cuál es mi comisión? y me dijeron: la misma que se ofreció a su jefe de compras, o sea 2 chasises o el equivalente en especies. Hice incluir la comisión en la factura.
Retornando de Ginebra, me sobraron de mis viáticos $ 3.200 dólares que por intermedio de mi esposa los devolví -algo jamás vistoal Banco Central. No les cansaré con más ejemplos.
Decía Osvaldo Hurtado: Un presidente honesto, elige ministros probos, estos nombran funcionarios honestos y la honestidad se viene en cascada. Esto no sucedió en este gobierno donde la inmoralidad, el robo, el tráfico de influencias y de carnés, el reparto de hospitales, la coima, el soborno, el compadrazgo y el culto al sobreprecio, tsunámicamente barrieron con todo nuestro patrimonio, dejándonos en una gravísima situación económica, social y ética. ¿Sobreviviremos?
Y sigo andando...