Informales, entre la necesidad y el abandono
En Quito, solo el 5 % de los vendedores ha recibido ayuda estatal
En el último año, un 22 % de personas en la capital se han sumado al trabajo informal para subsistir.
Esto en una urbe donde hasta antes de la emergencia sanitaria la cifra de vendedores de calle ya se acercaba, según datos de la Agencia de Coordinación Distrital del Comercio, a las 40.000 personas.
Según un informe publicado ayer por el Grupo Faro y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de este porcentaje solo un 5 % recibió el bono de protección familiar creado por el Gobierno en marzo para atenuar los efectos de la crisis generada por el COVID-19.
La mayoría no obtuvo ayuda y vio sus ingresos reducidos a más de la mitad, generado tan solo un promedio de $ 145 mensuales por cerca de 51 horas de trabajo semanal. En los casos más drásticos, las ganancias fueron solo de $ 5.
El informe se hizo a través de encuestas con trabajadores de zona del sur, centro y norte, algunas de ellas señaladas por las autoridades como de mayor aglomeración, entre estos Chillogallo, La Marín, Cotocollao y el Comité del Pueblo.
La directora del Grupo Faro, Ana Patricia Muñoz, explicó que la muestra que se tomó a más de 400 trabajadores informales, y que los principales motivos para que estos no hayan podido acceder al bono de asistencia de $ 60 fue la falta de recursos (desde el Estado) para cumplir con la demanda, y una metodología incorrecta para determinar a los beneficiarios de la ayuda social.
Esta agregó que el documento también determinó que el 49% de los encuestados había trabajado en relación de dependencia en el pasado, principalmente en el sector público. Los datos, dijo “reflejan que el sector privado no está absorbiendo a estos trabajadores”.
Mientras tanto, María Isabel Sánchez, de la OIT, destacó la necesidad de que estas cifras se tomen en cuenta desde el Estado y señaló que los datos que recoge el informe no se habían estudiado previamente y no había suficientes datos sobre la informalidad.
40.000 VENDEDORES
informales trabajan en el distrito metropolitano de Quito, según datos de la Alcaldía.