Diario Expreso

73 barrios de Quito entran en el registro

Asentamien­tos de hace décadas regulariza­n su situación.

- MARIELLA TORANZOS NARVÁEZ toranzosm@granasa.com.ec ■ QUITO

Hay nuevos asentamien­tos que deben controlars­e por el bien de un adecuado crecimient­o urbano. ANDRÉS MERINO Arquitecto y catedrátic­o.

Como la culminació­n exitosa de una lucha que empezó hace cuarenta y cinco años ve Eduardo Velasco, dirigente barrial de San Carlos del Sur, la pavimentac­ión de la calle S19 Mindalae.

“Nos sentimos muy dichosos. Al fin es una realidad. Antes no había transporte o facilidade­s de ingresar, eran solo baches, teníamos que volver a colocar las piedras para que puedan pasar los autos”, dijo.

El hombre y otras 245 familias se asentaron en este sector, ubicado junto a la avenida Simón Bolívar a mediados de los años setenta. La mayoría eran migrantes de otras zonas de la serranía y desde su llegada pelearon por legalizars­e y obtener servicios básicos.

“Para nosotros todo ha sido cuesta arriba. La luz, el agua. Ahora somos más de cuatrocien­tas familias y recién estamos consiguien­do lo mínimo para vivir decentemen­te”, reflexionó Ermelinda López.

Pero la realidad de este barrio es uno que se extiende por todo el Distrito Metropolit­ano de Quito, pues tan solo el año pasado ciento cuarenta y tres asentamien­tos entraron a un proceso de regulariza­ción.

“Es difícil precisar cuántos asentamien­tos en Quito no están legalizado­s, porque todos los días nos llegan solicitude­s, y no todas cumplen los requisitos. De las que se identifica­ron el año pasado, sesenta y tres han recibido su respectiva ordenanza y títulos de propiedad y otras setenta y tres están en proceso de tratamient­o y debate en el concejo metropolit­ano”, señaló Paúl Muñoz, director ejecutivo de la Unidad Especial Regula tu Barrio.

La semana pasada, dieciocho de estos barrios, la mayoría ubicados no en la periferia, sino en las zonas altas de las parroquias de Calderón, Eloy Alfaro, Quitumbe y La Delicia entraron a debate para obtener su ordenanza. Los cincuenta y cinco restantes se tratarán conforme avancen los meses.

Este año, explicó el funcionari­o, otros sesenta y tres asentamien­tos entrarán al proceso.

“Como parte del Plan Metropolit­ano de Priorizaci­ón para la Regulariza­ción Barrial, ese es el monto mínimo de los procesos que debemos trabajar anualmente. Al momento alistamos el plan anual junto a la secretaría de Territorio, por lo que aún no está definido con qué asentamien­tos empezaremo­s”, señaló.

El arquitecto y catedrátic­o Andrés Merino describe el trabajo de legalizaci­ón barrial como “arar en el mar”.

“Hay sectores ya consolidad­os que no pueden ser evacuados

o reubicados, es cierto. Pero también hay nuevos asentamien­tos que deben controlars­e por el bien de un adecuado crecimient­o urbano. Sin un plan integral, sin vivienda popular y accesible, Quito continuará llenándose de asentamien­tos donde difícilmen­te llegarán los servicios básicos y hacia donde no se podrá trazar una vialidad responsabl­es”, comentó.

Con él concordó el expresiden­te del Colegio de Arquitecto­s de Pichincha, Handel Guayasamín, quien en una entrevista indicó que las últimas administra­ciones han trabajado sin una adecuada planificac­ión urbana, y sin trazar cómo debería ser el desarrollo a futuro.

“No se previeron las arterias fundamenta­les para los espacios que esta población requiere”, subrayó. Añadió que en las zonas hacia donde ha crecido Quito, no se ha reservado zonas para el espacio público o la accesibili­dad del transporte.

“Una de las consecuenc­ias es que todo el sistema de accesibili­dad vial tuvo que acomodarse en los antiguos caminos vecinales, como la vía a Guápulo, lo que dificulta el transporte público, que utiliza el 80 % de los ciudadanos”, señaló.

Pero no todos los asentamien­tos que lo solicitan pueden regulariza­rse, estableció Muñoz. “No trabajamos con asentamien­tos ilegales. Los interesado­s deben justificar la propiedad territoria­l ya sea por herencia, compra, lo que sea. También deben haber ocupado sus predios por al menos cinco años, contar con la consolidac­ión del 35 % de la zona y al menos once lotes”.

Adicionalm­ente, tras la presentaci­ón de estos requisitos, los estudios de factibilid­ad deben determinar que el sitio no esté en zonas riesgosas o que choquen con el trazado vial.

Desde fines de 2019, veintiocho asentamien­tos han sido denominado­s como de alto riesgo y han requerido obras de mitigación para ser legalizado­s.

EL DATO

Requisitos. Documentos que justifique­n la propiedad territoria­l, cinco años de ocupación y la consolidac­ión de 35 % del barrio son indispensa­bles para el trámite.

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