Enfermos crónicos, más expuestos
La COVID-19 provoca el cierre de consultas externas.
En estos días, la COVID-19 vuelve a recordar por qué las personas con enfermedades crónicas son más vulnerables ante la pandemia: porque corren más riesgo ante una infección y porque el aumento de contagios presiona la atención en las casas de salud, lo que puede llevarlas a reducir o a suspender las consultas externas. Y con ello, sus tratamientos o citas de control.
Una muestra de ello es el hospital de Solca de Guayaquil, que atiende a los enfermos de cáncer. Tras haber detectado un alto contagio de personal médico y de pacientes, inició el año con el anuncio de la suspensión de las consultas externas hasta el 17 de enero, como una radical medida de contención.
Tal decisión afectaba a un promedio diario de 600 personas. Por ello, solo duró un día (el lunes 4) y luego fue cambiada por una restricción del ingreso al edificio: los pacientes deben hacerlo sin acompañantes (excepto los de movilidad reducida) y estrictamente a la hora asignada para el turno.
En el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), si bien no está prevista por ahora una medida similar, algunos hospitales ‘centinelas’ de la pandemia, que habían vuelto a tratar otras enfermedades, “han debido retroceder y volver a derivar a los pacientes de otras patologías”, para dedicarse solo a los de COVID-19, según dijo a EXPRESO el presidente del consejo directivo de la institución, Jorge Wated.
Durante la pandemia, la entidad informó que ha atendido 87.946 consultas mensuales. Las principales son por diabetes mellitus tipo 1 y 2, hipertensión arterial y enfermedades renales, además de cardiopatías, cáncer y discapacidades.
Ante la posibilidad de que los hospitales vuelvan a colapsar, Gabriel Pazmiño, docente de 55 años de edad que labora en una institución educativa pública en Quito, teme que nuevamente le toque adquirir por su cuenta las medicinas.
Diabético desde hace diez años, relata que en los primeros meses de la crisis sanitaria su tratamiento se afectó, ya que no pudo ser atendido por tres meses en el hospital del IESS del sur de la capital. “Estaba colapsado y hasta ahora está lleno. No pude volver al lugar donde me atendían”, señala.
Ante esa situación, decidió comprar las medicinas que generalmente le administraban, gastando mensualmente más de $ 160. “Como yo tengo experiencia en el tratamiento, compré insulina, metformina. Yo obviamente seguía, pero con mis recursos”, indica.
Volvió a recibir el cuidado médico en junio, pero en otro hospital del Seguro ubicado en Sangolquí, cantón Rumiñahui.
Otro caso es el de Jenny (pide omitir su apellido), quien vive en Guayaquil y hace un año le detectaron cáncer. Por ello acude al Hospital Luis Vernaza para sus quimioterapias y el control oncológico requerido. Ella cuenta que en el auge de la pandemia tuvo inconvenientes para seguir su tratamiento y por el temor a contagiarse.
“En el tiempo que no recibí tratamiento me aislé completamente en casa, llevando mucho cuidado en todo. El cuidado especial que me han dado mis hijos ha sido importante”, dice.
Pero a diferencia de Pazmiño, ella no ve como una opción buscar otro lugar para ser atendida, pues piensa que en dicha situación todos los centros médicos públicos estarían colapsados por pacientes. “Y no podría comprar medicinas por mi cuenta porque son muy caras”.
Consultado por EXPRESO sobre esa posibilidad, Wated aseguró que los afiliados del Seguro Social seguirían siendo atendidos con las opciones que para el efecto ha creado la entidad: consultas médicas virtuales o telefónicas, pedido de visita del médico al domicilio del paciente y envío de medicinas a la casa. Eso, además de la derivación de pacientes a prestadores externos de salud.
De darse el caso, el doctor e investigador Manuel Baldeón recomienda una serie de cuidados que incluyen tanto alimentación como actividad física.
RECOMENDACIONES
■ Ejercicio físico Realizarlo por lo menos 30 minutos diarios.
■ Evitar azúcares Reducir el consumo de sal azúcar, aceites y alimentos ultraprocesados. Ingerir al menos 2,2 gramos por día de grasas trans.
■ Más frutos y vegetales. Ingerir alimentos naranjas, amarillos, rojos, morados, blancos y verdes. Mejorará también su actitud mental.