La Península agoniza por falta de agua
El líquido es escaso en los pozos de las comunas de Santa Elena.
Las autoridades invierten en obras innecesarias, cuando deberían comprar una planta desalinizadora. el agua de mar nunca se terminará. Allá deben apuntar.
A veces madrugar no garantiza que nos entreguen agua en las guías, nadie resuelve el inconveniente. Cada día estamos más secos y no se hace nada.
La falta de agua en los pozos acuíferos de la zona norte de la provincia de Santa Elena se ha convertido en un problema para las familias. Madrugar para abastecerse se ha vuelto ya una costumbre para habitantes como Martha Orrala, de la comuna Libertador Bolívar; quien permanece despierta entre las 03:00 y las 05:30, dos veces por semana, para llenar los tanques que le permitirán abastecerse el resto de días.
Si tiene suerte, logra completar los cuatro tanques de 30 galones que posee; pero cuando no lo hace, se ve obligada a recurrir al servicio de los tanqueros, lo que se vuelve un problema porque, advierte, no es tan fácil conseguir uno.
“Estos prefieren vender agua a los hoteles de Olón y Montañita o a los laboratorios de larvas de camarón de la Ruta del Spondylus, que son quienes les pagan mejor. Es lógico”, explicó Orrala, quien tiende a desesperarse por la falta del líquido, tan vital ahora para desinfectarse y evitar un posible contagio del coronavirus.
Algunas veces el esposo de Orrala permanece por horas parado en la avenida principal de la comuna, a la espera de que un tanquero le venda “aunque sea dos baldes”. La situación, coinciden los consultados, es la misma en el resto de comunas del norte del cantón.
En Cadeate, por ejemplo, la habitante Mercy Suárez tiene que comprar agua también, puesto que la poca que recibe le llega sucia y salobre. “Cada caneca cuesta $ 2,50, gasto muchísimo. Este es un problema con el que ya no podemos lidiar”, se quejó.
El problema es similar en las localidades San Antonio, Río Chico, Manglaralto y Montañita, por lo que las quejas de los usuarios son constantes. Los reclamos no los elude Pilar Muñoz, presidenta de la Junta Regional de Agua Potable de la parroquia Manglaralto, ente encargado de la distribución de agua en los hogares. La dirigente explica que la falta de líquido vital en los pozos acuíferos ha generado la crisis.
A decir de Muñoz, la Junta de Agua cuenta con 12 pozos de donde se extrae el líquido. Cada acuífero tiene entre 25 y 30 metros de profundidad, pero desde noviembre pasado empezaron a quedarse sin agua. Hoy están cavando dos nuevos pozos en el área de la población de Pajiza, para tratar de conseguir el líquido.
“Por aquí no ha llovido desde febrero del año pasado y los manantiales se han secado. Eso nos ha obligado a racionalizar el agua y estamos distribuyéndola en las madrugadas, uno o dos días a la semana, para cada pueblo”, señaló.
El proceso para llevar el agua hasta los domicilios en las comunas consiste en extraerla mediante bombeo desde los pozos y luego se procede a potabilizarla
para que después, por gravedad y mediante tubería, llegue a los hogares.
En Manglaralto hay alrededor de 25.000 familias, y en San Pedro y Valdivia otras 15.000, las cuales padecen la misma situación. A estos dos últimos lugares acudió la semana anterior el alcalde de Santa Elena, Otto Vera, quien le solicitó a la empresa Aguapen que se encargue de distribuir el líquido haciendo uso de una pequeña planta potabilizadora que sirve a las comunas de Colonche.
Sin embargo, para los habitantes esta solución es temporal. “El problema se repetirá, como cada año que no llueve o llueve poco”, coincidieron. E hicieron hincapié en que la solución final fue establecida hace tres años, cuando se planteó construir una nueva planta de agua para la Península.
En Santa Elena hay una, en la parroquia Atahualpa, que dota del servicio a la zona urbana.
La nueva planta, según afirmaron las autoridades en ese entonces, estará ubicada al pie de la presa San Vicente, en la parroquia Colonche, y se utilizará el agua de este reservorio para su potabilización.
Y para evitar desabastecimientos deberá entrar en funcionamiento el trasvase Chongón - San Vicente, obra que costó más de $ 40 millones y que desde su inauguración (en noviembre del 2014) no ha podido operar en su totalidad.
EL DETALLE
El problema se agudiza en las poblaciones de las parroquias Manglaralto y Colonche, que son las más antiguas y las que tienen mayor población.
Los efectos de la escasez
1. Servicio. Los habitantes de algunas comunas esperan por horas, al pie de sus localidades, a los tanqueros.
2. Necesidad. Algunos ciudadanos apenas logran comprar agua por baldes. Hay vecinos que, de tener, logran ayudarlos.