La minería marca un récord en sus ventas
Los concentrados de oro y cobre y barras doré generaron $ 1.041 millones ❚ La demanda la lideran Finlandia y China
En el país existen seis proyectos que están caminando y tienen buen potencial.
MARÍA SILVA
Cámara de Minería de Ecuador
Si se habla del buen comportamiento que tuvieron las exportaciones no petroleras el año pasado (con un 11 % más en ventas), una mención especial merece la dinámica alcanzada por la industria minera que en el 2020 logró alcanzar un récord en exportaciones con $ 1.041 millones facturados, muy por encima de lo logrado en el 2018 ($ 274 millones) y 2019 ($ 378,9 millones), años considerados de expansión.
Los resultados, dijo María Eulalia Silva, presidenta de la Cámara de Minería del Ecuador (CME), “dibujan lo que puede ser el futuro y el aporte del sector; una industria fuerte, que puede realmente alimentar al PIB del país de una manera considerada”. La oferta nacional se centra sobre todo en la venta de tres tipos de productos: concentrados de oro, cobre y barras doré (subproducto del oro) que provinieron principalmente de la labor de los dos grandes proyectos de explotación
a gran escala que hoy tiene el país. Estos son Fruta del Norte, operada por Lundin Gold, y Mirador, de Ecuacorriente, ambas ubicadas en Zamora Chinchipe.
“Estas firmas empezaron sus operaciones en Ecuador en el segundo semestre de 2019, Fruta del Norte produce básicamente oro y Mirador, cobre”, dijo Silva, quien añadió que Finlandia y China fueron los principales compradores de estos productos.
Ayer, el Ministerio de Energía y Recursos Naturales no Renovables informó que el alza de las ventas también fue movida por el crecimiento de la pequeña minería y por el alza generalizada de los precios de los commodities. Eso hizo que, hasta noviembre, los minerales representaran el 4,40 % de las exportaciones totales. Estos se ubicaron como el sexto producto más exportado después del petróleo, camarón, banano, enlatados de pescado y cacao; y superando a productos de exportación primaria como son las flores y madera.
La reactivación, añadió, también permitió que el sector captara el año pasado $ 374 millones por concepto de Inversión Extranjera Directa y que generara mayores aportes a las arcas fiscales, con el pago de $ 430 millones en impuestos.
Silva menciona que en el país existen otros seis proyectos de segunda generación que están caminando que podrían llegar a desarrollarse y ofrecer un aporte mayor. No obstante, aclara, eso no depende de la misma industria, sino de la seguridad jurídica que brinde el Estado ecuatoriano. Actualmente, dice, preocupa la paralización de Rio Blanco (en Azuay), tras los reclamos y trabas jurídicas impulsadas por grupos antimineros que acusan a la firma china de afectar sus fuentes de agua y que promueven para febrero una consulta a las comunidades sobre el tema. “Aún esperamos que eso se solucione, que no termine en un arbitraje internacional porque ahí el país difícilmente podría justificar el no haber honrado los contratos”.
Los reclamos, dice la dirigente, son infundados. Ya se ha demostrado, recalca, que cumpliendo con la norma ecuatoriana y accediendo al uso de tecnología es posible encaminar proyectos con el mínimo impacto. “Claro que nos preocupamos por el medio ambiente, no es que queremos los metales a costa de lo que sea”.
LA CIFRA
238
POR CIENTO fue el incremento que tuvo este sector en ventas, en el
último año.