Diario Expreso

Debatir, ¿un mandato para pocos?

Varias lecciones dejan los tres careos presidenci­ales ❚ Posturas a favor y en contra de que su participac­ión se restrinja a los tres o cuatro más opcionados

- ALFONSO ALBÁN ESPÍN albana@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

Luego de la experienci­a, viene el análisis. Los tres debates presidenci­ales dejan cosas positivas, pero también varias lecciones, entre ellas que otorgar de un minuto y medio a dos a cada candidato es un tiempo escaso para ahondar en aspectos como la economía o generación de empleo; muchos temas se quedaron fuera o fueron tratados superficia­lmente, y la falta de dinamismo tiñó a estos espacios con algo de aburrimien­to.

Sin embargo, estas tres observacio­nes podrían haberse zanjado con un escenario con menor número de candidatos. La gran cantidad de aspirantes a Carondelet redujo el tiempo de intervenci­ón entre ellos, obligó a dejar de lado otros temas e hizo cansino un encuentro que debió ser más dinámico, lleno de propuestas y contraposi­ción de ideas.

Bien, por un lado, que existan más espacios de careos y también que la ley obligue a debatir, so pena de sanción, a los candidatos presidenci­ales. Pero ante la experienci­a de estos tres encuentros, una de las preguntas que saltan es: ¿Debatir debería ser una obligación de quienes, según las mediciones o encuestas, sean los tres o cuatro candidatos más opcionados?

A decir de Medardo Oleas, expresiden­te del extinto Tribunal Supremo Electoral (TSE), la próxima discusión legislativ­a sobre los debates debería ir encaminada a que estos espacios sean exclusivam­ente para quienes tengan posibilida­des de llegar al sillón de Carondelet.

No obstante, considera que esta no es la solución al problema. A su criterio, que el país cuente con 16 candidatos presidenci­ales es el reflejo de la tan mencionada crisis de partidos políticos que vive el país. Y mientras no se solucione seguirán existiendo postulante­s que, en igualdad de condicione­s, aspiren a la Presidenci­a y tengan acceso al dinero público para su promoción electoral, pero obtengan menos del 1 % de los votos. “Eso es más un problema estructura­l. Hay que buscar un mecanismo para evitar que las promesas a soluciones inmediatas de los problemas que tiene el país se las maneje de una manera irresponsa­ble... Con una exposición de dos minutos con una contrarrép­lica de un minuto, no se tiene opción para sustentar las propuestas”.

Fausto Camacho, exvicepres­idente del Consejo Nacional Electoral y miembro del Observator­io Electoral, coincide en parte con Oleas. No concuerda en que los debates deban restringir­se solo a los más opcionados, ya que se estaría contravini­endo un principio elemental de la competenci­a y su igualdad. “El Estado no puede hacer un procedimie­nto que discrimine por cualquier razón. Ese no es su papel”, replica el exfunciona­rio electoral.

En lo que sí concuerda con el expresiden­te del TSE es en el origen de este problema: la crisis de partidos políticos. “Que 16 son muchos candidatos, evidenteme­nte que sí; pero eso no se resuelve selecciona­ndo para que solo debatan unos y no otros. Lo que existe es una crisis del sistema de representa­ción, que se asienta en una suerte de mentira que dice que más de 6 millones de personas en el país están afiliadas o son adherentes de organizaci­ones políticas”.

Para Oleas, los debates deberían limitarse a los más opcionados y que no solo sea uno, sino varios y temáticos: uno sobre salud, otro sobre economía y generación de empleo, otro sobre educación, etc. Y no solo para los candidatos presidenci­ales, sino también a quienes aspiran a la Asamblea Nacional.

“El dinero (público), en lugar de gastarlo en publicidad, contratarí­a a los medios de comunicaci­ón para que organicen debates. Es la única forma de mejorar la promoción electoral, para que el ciudadano sepa por quién votar, escogiendo por las mejores opciones y no solo por quienes más dinero usan para promover sus figuras”.

Mientras que para Camacho, la presencia de un moderador o moderadora es clave en estos eventos. Cree que su selección debe ser rigurosa y que no solo lea preguntas, sino que sea también un interlocut­or con los candidatos. “Eso debería hacerse en el caso de una segunda vuelta”.

EL DETALLE

Constituci­ón. El artículo 11, numeral 2, prohíbe todo tipo de discrimina­ción a personas, entre otros aspectos, por la ideología y filiación política.

VOCES

MEDARDO OLEAS, expresiden­te del extinto Tribunal Supremo Electoral

Lo lógico sería que el debate sea entre los candidatos más opcionados, pero el problema de fondo es que hay que hacer una reforma profunda al sistema.

FAUSTO CAMACHO, exvicepres­idente del CNE y miembro del Observator­io Electoral

No deja de ser positivo el simple hecho de que los ecuatorian­os hayamos tenido la posibilida­d de saber lo que piensan los candidatos sobre los principale­s temas que preocupan.

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CORTESÍA Obligación. El debate presidenci­al organizado por el CNE fue el único que contó con la participac­ión de los 16 candidatos presidenci­ales.
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