Diario Expreso

FRIDA GUERRERA, la cronista de los femicidios

Verónica Villalvazo, periodista y activista por la defensa de los derechos humanos en México. Desde 2016 denuncia e investiga asesinatos.

- ANDREA JIMÉNEZ ARRATIBEL EL PAÍS ■ ESPECIAL PARA EXPRESO

Vestía únicamente sudadera verde, playera lila con un hada de Disney, calcetas rojas. Se encontró a un lado de dicho cuerpecito una cobija de algodón de colores, entre tres y cinco años, detallaba la nota informativ­a que difundió Frida Guerrera.

“Nada más le dejaron unas calcetitas rojas”, le había comentado a un compañero de prensa cuando vio la foto borrosa. Al mes preguntó por ella, no habían identifica­do el cuerpo, nadie lo había reclamado. Se trata de una noticia falsa, recuerda que respondier­on las autoridade­s. “Pero sabía que no e insistí a la Fiscalía”, explica la periodista, a quien sus amigos le decían que no iba a dar con la identidad de aquella pequeña.

Pero esa imagen desenfocad­a ya la acompañaba a cada rato. Frida necesitaba perfilar la carita cuyos rasgos habían desfigurad­o los moratones y la suciedad. Por eso pidió un retrato, para ponerle rostro al pequeño cadáver que fue hallado una mañana de marzo de 2017 en un terreno baldío en Nezahualcó­yotl, en el estado de México; no más de 93 centímetro­s. Dos meses más tarde llegó la petición: un dibujo de cómo era la niña con vida.

En los medios se difundió como Calcetitas Rojas, pero se llamaba Lupita: Guadalupe Medina Pichardo. “Una chiquilla que nació para ser maltratada”, la evoca Frida. El último golpe que le provocó la muerte a la niña se lo asestó su padrastro, porque se hizo “pipí encima y no les había avisado”. Frida recuerda las miradas que intercambi­ó con aquel sujeto durante la audiencia, mientras escuchaba la sentencia. En palabras del juez, la niña “fue moneda de cambio y cosificada”: 88 años para cada uno de los culpables. “También se utilizó el término basurifica­da porque, tras ser la niña abandonada sin vida y envuelta en una mantita, un tercer agresor -se desconoce todavía el autor- la violó”, explica la activista, quien dice tener una cuenta pendiente con ese hombre que sigue libre: “Es mi deuda con Lupita”.

Como Calcetitas Rojas, Frida Guerrera es un nombre inventado. El primero representa la brutalidad extrema producto de un tejido social podrido; el segundo nació como rebelión. Verónica adquirió el apodo cuando comenzó a colaborar en Radio AMLO. “Me pidieron que empezara a utilizar un seudónimo. Entonces yo me puse Frida, por Frida Kahlo”, confiesa. Originaria de Jalisco, pero crecida en la capital, la periodista se desplazó en el 2006 a Oaxaca para “dejar atrás su profesión de terapeuta y una relación muy violenta. Era una mujer rota, destruida por mi maltratado­r”, cuenta. También dejó su nombre de pila. Allí se quedaría 11 años para dar seguimient­o a distintos conflictos sociales. “Me involucré de lleno en la lucha de los pueblos triquis, que se tornó muy violenta. Los periodista­s empezamos a recibir amenazas de los distintos grupos”, relata. Muchos medios callaron, pero ella seguía informando. “Ya llegó

Frida, ¡nuestra guerrera!”, gritó un día una compañera de micrófono bautizando su activismo. Meses más tarde nació bajo el mismo nombre su blog, donde publica cada uno de los feminicidi­os que se cometen en el país. En México son asesinadas 10 mujeres al día.

De acuerdo con los datos del Gobierno, desde enero hasta octubre del 2020 hubo 2.384 feminicidi­os. Pero es mucho más alta la cifra registrada por asociacion­es civiles. El Observator­io Ciudadano Nacional del Feminicidi­o (OCNF) denunciaba hasta 2.532 víctimas en agosto de 2020.

Desde 2016, Frida tira del hilo de las notas periodísti­cas de muertes (notas rojas) para destapar crímenes. “Ahora algunos medios cubren los feminicidi­os, pero hasta hace bien poquito solo tenían espacio en los periódicos amarillist­as”, sostiene. A través de titulares sensaciona­listas comenzó a construir su base de datos. Entonces Frida buscaba a las familias, ahora son estas quienes la buscan a ella. “Todas me duelen, pero las niñas me rompen”, reconoce, y seguido menciona el nombre de la primera: Karina, una niña mixe de 13 años. Su madre, indígena de la Sierra Norte de Oaxaca, había informado de su desaparici­ón. Tardó más de 20 días en hacerlo porque no hablaba bien español y no sabía leer ni escribir. “Tampoco sabía cómo poner una denuncia o tomar el camión indicado para llegar a Ciudad Judicial a reportarla”, explica la activista.

A más de 400 kilómetros de distancia del pueblo donde desapareci­ó la niña, encontraro­n un cadáver en la carretera México-puebla. El peritaje determinó que tenía cerca de 28 años y que se trataba de una prostituta -incluso despojados, hay cuerpos que se olvidan antes que otros-; cerraron la carpeta. Pero cuando Frida y un colaborado­r cotejaron la lista de mujeres desapareci­das con víctimas de feminicidi­os no identifica­das, en seguida ligaron ambos casos: se trataba de Karina.

VIOLENCIA

En México, cada 24 horas son asesinadas 10 mujeres. Según el Gobierno, en el 2020 hubo 2.384 femicidios. La activista busca que no haya tanta impunidad con estos delitos.

No hace falta quemar la ciudad, lo que hay que hacer es gritar bien alto. Si las madres de las muertas no gritan, no

llega la justicia”.

VERÓNICA VILLALVAZO periodista investigad­ora mexicana

 ?? EL PAÍS / EFE ?? Luchadora. Verónica Villalvazo, también conocida como Frida Guerrera, investiga los feminicidi­os en México.
EL PAÍS / EFE Luchadora. Verónica Villalvazo, también conocida como Frida Guerrera, investiga los feminicidi­os en México.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador