El emporio del Ejército birmano, bajo amenaza
Tras el golpe de Estado, 133 empresas y subsidiarias, están controladas por los castrenses ❚ La UE, Estados Unidos y otros países han anunciado sanciones
Minas de rubí y jade, bancos, cerveceras o cadenas de hoteles, los vastos intereses económicos del Ejército en Birmania (Myanmar) se encuentran bajo la amenaza de nuevas sanciones tras el golpe militar del pasado lunes ante la indignación internacional.
Un alto representante de la ONU y Human Rights Watch (HRW) son algunas de las voces que han pedido “sanciones selectivas” contra los líderes golpistas y las empresas billonarias controladas por los militares, que mantienen detenidos a la líder electa del país, Aung San Suu Kyi, y varios miembros de su Gobierno.
Estados Unidos afirmó que está sopesando anunciar una orden ejecutiva para imponer sanciones a “particulares y entidades controladas por los militares”, mientras que los Países Bajos y Francia han pedido a la Unión Europea (UE) que haga lo mismo.
El objetivo sería impedir que el Tatmadaw, como se conoce en Birmania al Ejército, siga aprovechándose del ingente caudal de dinero procedente de sus negocios, con el control total o parcial de más de 133 compañías en el país. “Las empresas internacionales que continúan operando en Myanmar, después del 1 de febrero, están financiando a los militares birmanos y permitiendo su conducta criminal. Hacemos un llamamiento a todas estas empresas para que corten su relación”, dijo el portavoz de la ONG, Justice for Myanmar, Yadanar
Maung.
El jefe del Ejército y líder del golpe, Min Aung Halaing, y otros líderes golpistas, se encuentran ya bajo sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos, entre otros, por las operaciones militares contra la minoría rohinyá en 2017, que han sido calificadas de “limpieza étnica” y “presunto genocidio” por organismos internacionales. Estas sanciones incluyen la prohibición de viajar y la congelación de sus cuentas bancarias y bienes, al tiempo que también se prohíbe desde Europa y Estados Unidos, la venta de armas y otros materiales al Ejército birmano.
Sin embargo, Justice for Myanmar y otros activistas piden nuevas sanciones que incluyan a más personas y empresas relacionadas con los militares, que usan los negocios para financiar sus operaciones.
Este llamamiento ha sido realizado también por el relator especial sobre la Situación de los Derechos Humanos en Birmania, Thomas Andrews, y diversas ONG.
En un informe en 2019, un grupo de expertos de la ONU afirmó que tanto MEHL como MEC, que controlan a más de un centenar de empresas y subsidiarias, están controlados por los jefes castrenses birmanos, incluidos Min Aung Hlaing y su número dos en el Ejército, Soe Win.
Se desconoce el valor de estos conglomerados debido a la opacidad de sus finanzas, pero los autores del informe estimaron que asciende a varios billones de dólares y que tienen lazos con 44 empresas extranjeras.
EL DETALLE
Suspenso. Entre los detenidos por los militares está la líder electa en los comicios de noviembre pasado, Aung San Suu Kyi.
LA FRASE
Muchos líderes del golpe birmano están ya bajo sanciones. Su talón de Aquiles son los enormes conglomerados militares.
KENNETH ROTH director ejecutivo de HRW