En Quito, los negocios “hicieron su agosto” con los votantes
Agilizar las ventas caídas fue el objetivo de los propietarios de locales
El Centro Histórico de Quito, normalmente tranquilo y poco concurrido los domingos, vio las puertas de negocios, tiendas, restaurantes y cafeterías abiertas de par en par, mientras los propietarios intentaban suplir la falta de ventas de las últimas semanas atrayendo a los votantes.
Pablo Valle se levantó poco antes de las 07:00 para llegar a El Pretil de Alicia, emblemático establecimiento de la Plaza Grande, donde hasta antes de la emergencia sanitaria llegaban a diario cientos de visitantes y turistas a degustar los populares sánduches de pernil y los dulces tradicionales.
“El año pasado fue muy difícil, y por ahora no tenemos mucho movimiento, pero no podíamos desaprovechar esta oportunidad. Si queremos sobrevivir debemos estar siempre disponibles para nuestros clientes, y así lo estamos haciendo”, comentó.
Con él concordó Irma Carancho, propietaria de ‘La sazón de Normita’, un establecimiento enfocado en los almuerzos diarios que en esta ocasión hizo una excepción, al encontrarse en las inmediaciones de uno de los recintos electorales de la zona.
“Nosotros hacemos almuerzos de lunes a viernes, pero por hoy tenemos salchipapas, helados, gaseosas, para que la gente que termine de votar venga a visitarnos”, comentó.
Pero no solo fueron los negocios de comidas los que aprovecharon la afluencia, sino también las tiendas de ropa, las cerrajerías, papelerías, jugueterías y hasta tiendas de calzado, como el de Ángela Sinchi, en la calle Chile. Ahí, a las 09:00 abrió sus puertas, colocando letreros con la palabra ¡rebaja! justo afuera.
“Nos ha ido bien”, comentó, pasado el mediodía. “Hemos hecho cuatro ventas, que es más de lo que hicimos en los últimos dos días”, señaló.
El sector es uno de los barrios más afectados de la capital, al perder su principal grupo de clientes a raíz de la pandemia: los turistas.
Según Pablo Butirón, coordinador de la Organización de Defensa del Centro Histórico, de los 4.000 establecimientos que funcionaban en esta parroquia, hasta diciembre, el 20% cerró o quebró y otro 10% se vio obligado a cambiar su modalidad de negocio.
Mientras que en recintos electorales, a los negocios de comida y emplasticado de documentos se sumaron pequeños comerciantes de artículos de bioseguridad. En la Universidad Salesiana (centro-norte), uno de los recintos más grandes de Quito, comerciantes de alcohol, cubrebocas, protectores faciales, entre otros, buscaron comercializar sus productos. También vendedores de esferos o bolígrafos, un artículo que debía llevar el votante por recomendación del CNE, estuvieron presentes.