¿Ausentismo? No, filas de 20 calles
EL CAOS. Embotellamiento, aglomeraciones y columnas de hasta tres horas. Pocos optaron por pagar la multa antes que hacer la megacola
Las medidas de bioseguridad para reducir el riesgo de contagio de coronavirus se cumplieron solo al pie de la urna. Para llegar hasta allí, los ciudadanos pasaron por filas que duraron hasta tres horas sin observar el distanciamiento de dos metros, como era la recomendación.
Las ciudades de Guayaquil y Quito vivieron un caos, los recintos electorales no empezaron la jornada a las 07:00. Hubo embotellamientos y filas de hasta 20 cuadras para poder sufragar. Ni quienes madrugaron se salvaron de esperar unas dos horas para votar. En la Universidad Agraria, ubicada en la avenida 25 de Julio, sur de Guayaquil, la primera en la fila fue María Solís, una persona con discapacidad. Ella se alistó desde las 05:00, pero pudo cumplir con su derecho a votar a las 08:00 en una carpa destinada en especial para este grupo.
“Pensé que sería rápido, pero esperé unas dos horas para votar, porque no estaban los asignados a receptar los votos”, dijo Solís.
Cerca de la universidad está la unidad educativa José María Egas, allí la columna daba dos vueltas a la edificación, lo que implicaría unas 8 cuadras. En este colegio las personas tuvieron que hacer fila junto a la basura, acumulada en la parte de atrás del edificio; y al interior el problema fueron los mosquitos, porque no se habían cortado los montes en la parte del jardín.
En Quito, en algunas parroquias rurales como Pomasqui y Conocoto y en los propios recintos ubicados en el norte de la capital, hubo filas interminables de ciudadanos que buscaban ejercer su derecho al voto.
En Pomasqui no hubo distanciamiento entre los electores. Tampoco en Conocoto, en el Valle de los Chillos. Una muestra de ello se evidenció en la unidad San Vicente de Paúl, en donde la fila fue de hasta 20 cuadras.
Mientras tanto, en el interior del recinto la afluencia de personas era mínima. La presencia de quienes ya sufragaron y se quedaban en los pasillos era evacuada por los militares.
Ruth, una votante, se quejó por el irrespeto de los ciudadanos que no hacían cola e ingresaban a los centros de votación.
Antes del mediodía los militares ya habían sugerido a las autoridades electorales que permitan el libre ingreso de votantes. Situación que fue autorizada pasadas las 14:00.
En los exteriores de los recintos en la capital, había locales abiertos que buscaban plastificar el documento de votación, otros expendían alimentos y agua. Hubo escasa venta de bolígrafos, de mascarillas y alcohol. Alrededor de los centros de votación se formaron enormes filas de vehículos.
Los ciudadanos no mantuvieron el distanciamiento. “¿Qué sentido tiene que mantenga la separación de dos metros aquí, si en la metrovía vine como sardina en lata?”, se quejó Víctor Solís, ciudadano, cuando un delegado del CNE le pidió tomar distancia.
Las aglomeraciones también se formaron alrededor de los pocos comerciantes informales que ofrecieron emplasticar la cédula de votación.
En tanto que en horas de la tarde, las calles de Guayaquil se congestionaron y las quejas se multiplicaron. Algunos conductores de autos particulares criticaron el hecho de que en algunas vías era escasa la presencia de personal de la Autoridad de Tránsito Municipal.
Calles como la 29, Portete, avenida de las Américas, la Carlos Julio Arosemena y la Francisco de Orellana fueron algunas de las arterias de la ciudad que colapsaron. Algunas personas, por ejemplo, tuvieron que actuar como agentes de tránsito para poder “escapar” de los embotellamientos.
Estuve desde las 07:00 para votar y no llegaron los miembros de la junta. Y así se formaron las aglomeraciones.
FÁTIMA MORA, ciudadana
Vine en la metrovía llena, aquí una fila de 8 cuadras. Me inquieta que no hubo distanciamiento. ANGÉLICA YÁNEZ, ciudadana