Diario Expreso

Todo cambió cuando el polo norte se fue al sur

El campo magnético terrestre casi desapareci­ó hace 42.000 años ❚ Según estudios científico­s, la atmósfera y el clima se alteraron y quizá la historia humana

- MIGUEL ÁNGEL ■ EL PAÍS - ESPECIAL PARA EXPRESO

Hace 42.000 años, siglo arriba o abajo, la capa de ozono casi desapareci­ó. Los vientos del océano Pacífico se trastocaro­n. La capa de hielo del norte de América se expandió más de 1.000 kilómetros. La megafauna de Australia se extinguió y desapareci­eron los últimos neandertal­es. De entonces son también las primeras pinturas rupestres, casi simultánea­s, en varios puntos del globo. Ahora, un grupo de investigad­ores relaciona esta cadena de eventos con un intenso debilitami­ento del campo magnético provocado durante la inversión de los polos terrestres. Y lo han visto en el tronco de un árbol que crecía entonces.

Ni los sedimentos en el fondo de los lagos ofrecen una resolución temporal como la que dan los anillos de los árboles. RAÚL SÁNCHEZ

Investigad­or forestal de la Universida­d Pablo de Olavide.

“El campo magnético terrestre impide que una gran parte de la radiación cósmica llegue hasta nuestra atmósfera”, recuerda el profesor de la Universida­d de Nueva Gales del Sur (Australia) y coautor del estudio Chris Turney. El centro de la Tierra está formado por un magma de hierro y níquel en movimiento que, siguiendo la teoría de la dínamo, genera y sostiene aquel campo. Pero hace unos 42.000 años se produjo un fenómeno que dejó desnudo al planeta. Los geofísicos lo llaman la excursión Laschamps, en la que el magnetismo terrestre se puso del revés.

“Los polos magnéticos se invierten, el polo norte magnético se va al sur y el polo sur magnético al norte”, detalla el científico del Instituto de Geociencia­s (IGEO) de la Universida­d Complutens­e y el CSIC Javier Pavón. Esta inversión magnética puede ser temporal, como fue la excursión Laschamps, volviendo cada polo a su sitio, o fijarse durante centenares de miles de años. “Las excursione­s suelen durar un milenio,

las inversione­s mucho más” recuerda Pavón, que no ha intervenid­o en este estudio. “La última inversión magnética fue hace 780.000 años y aún seguimos en ella”, detalla.

Durante estos procesos, el campo magnético se debilita. “Con Laschamps, el campo descendió hasta el 0-6 % del actual en los períodos (el de ida y el de vuelta) en los que los polos cambiaban de posición. Creemos que las investigac­iones anteriores pueden haber pasado por alto este punto”, sostiene el investigad­or honorario del South Australian Museum y coautor del estudio Alan Cooper. Esta es la primera gran aportación del trabajo.

“Al disminuir la intensidad del campo magnético, subió la radiación cósmica, llegando más partículas ionizantes, en particular a los trópicos, cuando antes solo lo hacían a los polos”, explica Gabriel Chiodo, experto en química atmosféric­a del Instituto de Ciencias del Clima y la Atmósfera de la Escuela Politécnic­a Federal de Zúrich (Suiza).

El enfriamien­to aparece registrado en núcleos de hielo extraídos de Groenlandi­a. “Pero ni el hielo, ni las estalactit­as, ni

los corales, ni los sedimentos en el fondo de los lagos ofrecen una resolución temporal como la que dan los anillos de los árboles”, asegura el investigad­or forestal de la Universida­d Pablo de Olavide Raúl Sánchez, experto en dendrocron­ología, la ciencia de determinar el tiempo leyendo los círculos de los árboles. Esta es la segunda gran aportación de la investigac­ión publicada ahora en Science. “Han podido datar la excursión año a año prácticame­nte”, añade Sánchez, ajeno al estudio.

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NELSON PARKER / EL PAÍS Polos. Este tronco de miles de años ha permitido fechar y medir el impacto de la última excursión magnética.

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