Todo cambió cuando el polo norte se fue al sur
El campo magnético terrestre casi desapareció hace 42.000 años ❚ Según estudios científicos, la atmósfera y el clima se alteraron y quizá la historia humana
Hace 42.000 años, siglo arriba o abajo, la capa de ozono casi desapareció. Los vientos del océano Pacífico se trastocaron. La capa de hielo del norte de América se expandió más de 1.000 kilómetros. La megafauna de Australia se extinguió y desaparecieron los últimos neandertales. De entonces son también las primeras pinturas rupestres, casi simultáneas, en varios puntos del globo. Ahora, un grupo de investigadores relaciona esta cadena de eventos con un intenso debilitamiento del campo magnético provocado durante la inversión de los polos terrestres. Y lo han visto en el tronco de un árbol que crecía entonces.
Ni los sedimentos en el fondo de los lagos ofrecen una resolución temporal como la que dan los anillos de los árboles. RAÚL SÁNCHEZ
Investigador forestal de la Universidad Pablo de Olavide.
“El campo magnético terrestre impide que una gran parte de la radiación cósmica llegue hasta nuestra atmósfera”, recuerda el profesor de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) y coautor del estudio Chris Turney. El centro de la Tierra está formado por un magma de hierro y níquel en movimiento que, siguiendo la teoría de la dínamo, genera y sostiene aquel campo. Pero hace unos 42.000 años se produjo un fenómeno que dejó desnudo al planeta. Los geofísicos lo llaman la excursión Laschamps, en la que el magnetismo terrestre se puso del revés.
“Los polos magnéticos se invierten, el polo norte magnético se va al sur y el polo sur magnético al norte”, detalla el científico del Instituto de Geociencias (IGEO) de la Universidad Complutense y el CSIC Javier Pavón. Esta inversión magnética puede ser temporal, como fue la excursión Laschamps, volviendo cada polo a su sitio, o fijarse durante centenares de miles de años. “Las excursiones suelen durar un milenio,
las inversiones mucho más” recuerda Pavón, que no ha intervenido en este estudio. “La última inversión magnética fue hace 780.000 años y aún seguimos en ella”, detalla.
Durante estos procesos, el campo magnético se debilita. “Con Laschamps, el campo descendió hasta el 0-6 % del actual en los períodos (el de ida y el de vuelta) en los que los polos cambiaban de posición. Creemos que las investigaciones anteriores pueden haber pasado por alto este punto”, sostiene el investigador honorario del South Australian Museum y coautor del estudio Alan Cooper. Esta es la primera gran aportación del trabajo.
“Al disminuir la intensidad del campo magnético, subió la radiación cósmica, llegando más partículas ionizantes, en particular a los trópicos, cuando antes solo lo hacían a los polos”, explica Gabriel Chiodo, experto en química atmosférica del Instituto de Ciencias del Clima y la Atmósfera de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza).
El enfriamiento aparece registrado en núcleos de hielo extraídos de Groenlandia. “Pero ni el hielo, ni las estalactitas, ni
los corales, ni los sedimentos en el fondo de los lagos ofrecen una resolución temporal como la que dan los anillos de los árboles”, asegura el investigador forestal de la Universidad Pablo de Olavide Raúl Sánchez, experto en dendrocronología, la ciencia de determinar el tiempo leyendo los círculos de los árboles. Esta es la segunda gran aportación de la investigación publicada ahora en Science. “Han podido datar la excursión año a año prácticamente”, añade Sánchez, ajeno al estudio.