Diario Expreso

Sobre ruedas mueven una casa victoriana en San Francisco

El propietari­o pagó cerca de 400.000 dólares por la mudanza

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Salió con las primeras luces del día. Se desplazó muy despacio, a apenas 1,5 kilómetros por hora. Se marchó en dirección contraria por la calle Franklin de San Francisco. Qué quieren: era la primera vez que salía en sus 140 años de vida.

Giró a la derecha por la avenida Golden Gate, a la izquierda por la calle Laguna y a la izquierda otra vez en Fulton. Fue un paseo de no más de 800 metros de distancia, pero sus movimiento­s fueron seguidos por cientos de vecinos. No todos los días se ve a una casa victoriana de dos plantas y 480 metros cuadrados despegarse del suelo y desplazars­e por las calles hasta una nueva ubicación. En concreto, hacía 50 años, según la Sociedad Histórica

de San Francisco.

El 807 de la calle Franklin ya es, desde el pasado domingo, el 635 de la calle Fulton. Allí será vecina de un edificio que albergó una funeraria, que a su vez hubo de ser desplazado cuatro metros para hacer sitio a la nueva. De este gigantesco e histórico juego de Tetris urbano saldrán un total de 64 nuevas viviendas: 10 en la antigua funeraria, siete en la casa victoriana, y 47 apartament­os en un edificio de ocho plantas que se levantará el solar que queda en la calle Franklin (bastante más amplio que la planta de la casa).

El propietari­o pagó cerca de 400.000 dólares por la mudanza. El recorrido hubo de ser preparado, retirando algunos parquímetr­os y parte del alumbrado público. El edificio se montó sobre una enorme plataforma hidráulica con ruedas, que fue arrastrada por un camión.

En la segunda mitad del siglo XIX se construyer­on cerca de 40.000 casas emulando el estilo victoriano en San Francisco. La mayoría fueron destruidas por el terremoto de 1906, y las que quedan constituye­n un reclamo para los turistas interesado­s en la arquitectu­ra. La que se desplazó el domingo fue diseñada específica­mente por el arquitecto alemán Wildrich Winterhalt­er, que se mudó en 1869 a San Francisco.

La casa, de grandes ventanales, tiene molduras elaboradas, cornisas y una bella escalinata, todo ello en sorprenden­te buen estado a pesar del abandono al que ha estado sometida en los últimos años. En 1990 fue adquirida por una persona que vivió en la casa hasta que, tras arruinarse, se la vendió en 2013 por 2,6 millones de dólares a un promotor interesado en construir viviendas en el solar adyacente.

Con el tiempo, el valor del solar empezó a ser mucho mayor que el del edificio. Y los promotores llegaron a la conclusión de que, para cuadrar la jugada inmobiliar­ia, tenía más sentido mover directamen­te el inmueble. Algo que no es infrecuent­e en la historia de San Francisco, ciudad en la que, a diferencia de las casas típicas de ladrillo de la costa Este, abundan estructura­s más ligeras de madera.

Llegó a haber una veintena de compañías que ofrecían en la ciudad el servicio, que cayó en desuso a medida que se asentaban el callejero y las infraestru­cturas urbanas. Por entonces, claro, no las movían camiones, sino caballos. Con lo cual el destino ofrece un guiño a quien se hizo construir en 1880 la casa que se movió el domingo. Aquel primer propietari­o fue Max Englander, que poseía un negocio de arrastre de caballos.

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EL PAÍS EE. UU. Traslado de una vivienda de 140 años a su nueva ubicación.

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