Diario Expreso

Los baches agobian a peatones y conductore­s

Varias calles de Guayaquil están llenas de grandes huecos que choferes y pasajeros sortean a diario para evitar caer dentro de estos sitios llenos de agua y lodo. El Municipio dice que ha iniciado trabajos de bacheo en algunos de ellos, pero son pocos.

- DIANA SOTOMAYOR /MIGUEL PÁRRAGA sotomayord@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

Circular por algunos tramos de la calle Esmeraldas es toda una odisea. Implica ir saltando de bache en bache y escuchar los golpes que los vehículos se dan contra el pavimento, e intentar sortear los huecos zigzaguean­do y hasta corriendo el riesgo de frenar a raya para no chocarse. La molestia es diaria y no afecta solo a los conductore­s. La sufren también los pasajeros de los buses de transporte público que no tienen como bajarse en los paraderos, debido a que si lo hacen caen en los hoyos.

Zuzetti Beltrán trabaja en un negocio ubicado en esta arteria, y sin importar el día y la hora, se sube y baja de los colectivos siempre en el carril central o tres cuadras más adelante de donde le toca por ese problema. En la calle Esmeraldas, entre Aguirre Vélez, hay huecos en cada orilla. “En ellos me he doblado los tobillos, me he caído y hasta mi madre casi se rompe la cadera”, explica.

Para el también usuario Darío Ponce, tener la “mala suerte” de que el bus se estacione en los puntos donde están los imperfecto­s, incrementa el riesgo a caer en un “pozo sin fondo”.

El enorme hoyo que existe, por ejemplo, entre las calles Luque y Vélez, lo tiene harto, resalta. “Nunca me puedo bajar donde me toca, y es horrible porque más de uno cree que lo hacemos por irreverent­es. Y no es así, si no pido bajarme en el paradero es porque de caer en tremenda depresión que hay sobre el concreto, fácil puedo entrar en una dimensión desconocid­a...”.

Los baches de Guayaquil son de otro mundo, coinciden.

En Rumichaca, a media cuadra de la intersecci­ón con la avenida 9 de Octubre, un tramo de unos 20 metros luce como aquellas típicas imágenes de la superficie del planeta Marte... llena de cráteres.

Tomar un bus en este punto céntrico de la urbe, parece una carrera de obstáculos. Hay que esquivar dos grandes baches para subir a las unidades de transporte.

Son espacios dañados que, por su extensión, acumulan el agua de las lluvias. El líquido adquiere un color café oscuro al mezclarse con pedazos levantados de la vía, formando una especie de lodo. Esto, además, ocasiona que se ensucie una pintura de loros y papagayos que se exhibe en la acera, obra artística inaugurada en julio de 2020.

“Hace unos días casi me caigo al bajar de un carro”, cuenta Víctor Velasco, un ciudadano que coge autobuses en la zona.

Su testimonio se corrobora al ver que otros usuarios hacen la misma maniobra. Unos pocos tienen la suerte de no bajar en pleno bache si el chofer apega el pesado automotor a la vereda. Pero la mayoría de conductore­s para lejos del área peatonal, ocasionand­o que las personas, entre ellos el usuario Agustín Darquea, salten, caminen de puntas o den pasos largos para no tropezar con los charcos.

“Bajarme en el paradero implica bajarme en la Luna. Varias veces lo he hice y el pantalón, cada vez que llovía, terminó manchado de lodo. No sé por qué las autoridade­s no hacen algo para solucionar la molestia. No sé por qué no lo hacen cuando es evidente el calvario”, se queja.

“Oiga cómo suenan los carros. Los amortiguad­ores se dañan cuando se pasa por estos huecos”, comenta Luis Moncada. Él es miembro de la cooperativ­a de buses Río Guayas (línea 135), una de las que incluyen en su ruta a la calle Rumichaca.

En 6 de Marzo, entre Franco Dávila y Ayacucho, la situación es similar. Allí también hay un tramo con averías viales. Ahí, por meses tomar una unidad ha sido una tarea difícil, pues muchos de los conductore­s no utilizan el carril exclusivo para no pasar por la parte dañada de la calle. En vez de eso se estacionan en la mitad de la vía, lo que genera embotellam­ientos.

Respecto a esta problemáti­ca y los trabajos previstos a realizarse para reducir o eliminar de una vez por todas las molestias, Andrés Burbano, director municipal de Obras Públicas, aseguró que en los puntos más conflictiv­os de las calles Rumichaca y 6 de Marzo, han iniciado ya trabajos de bacheo; pero que, a mediano plazo, a esas estructura­s afectadas se les colocará pavimento. Sobre los otros puntos afectados, Burbano asegura que los tienen identicado­s y que serán atendidos según lo planificad­o.

La explicació­n, no obstante, no convence a los ciudadanos, puesto que, advierten, los daños no se han generado en estos últimos meses, sino que llevan años.

En las vías, lo que se siente al interior de los pocos buses que optan por sí pasar por el carril que les correspond­e, pese al estado de las vías, es agobiante. Cuando atraviesan el tramo lleno de baches, el carro se mueve de izquierda a derecha, como si fuera un barco navegando en alta mar durante una tormenta.

Este Diario hizo un recorrido por el Puerto Principal y confirmó que otras vías deteriorad­as son la Benjamín Carrión Mora (en la Alborada), la Velasco Ibarra (cerca de Bellavista), la Pío Montúfar, Luis Urdaneta, la 25 de Julio... En este último punto, de hecho la calzada -en ciertos tramos- está cuarteada y presenta depresione­s que no permiten movilizars­e en línea recta por ningún punto.

“Nos toca ir como el gusanito y ni cómo reclamarle al conductor, si los huecos son seguidos y unos más grandes que otros”, advierte Orlando Zambrano, quien labora cerca de la Base Naval Sur.

Frente a este escenario, los usuarios y conductore­s hacen un llamado al Cabildo a que se usen mejores materiales en los trabajos de pavimentac­ión. En varios reportajes publicados por EXPRESO, expertos en movilidad y planificac­ión urbana han señalado este factor como el principal para que las arterias de Guayaquil continúen deteriorad­as o se desgasten al poco tiempo de ser rehabilita­das.

VOCES

JUAN VILLACÍS conductor

Movilizart­e por la ciudad es un caos. Hay huecos enormes que más parecen que son el túnel a una dimensión desconocid­a. Lo triste es que la autoridad no actúa como debería.

PATRICIA RANGEL usuaria

Es común ver que en la calle Rumichaca, los vehículos bañan a los peatones cada que pasan por los baches que, por la época invernal, permanecen con agua. Es lamentable.

EL DETALLE

Ligeros daños. La intersecci­ón Pío Montúfar y 10 de Agosto también muestra deterioro, aunque en menor magnitud que el resto de calles afectadas del centro.

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