Diario Expreso

Oxígeno y pruebas, lo más caro de la COVID-19

Los costos de enfermarse varían según cada cuadro clínico, pero hay gastos inevitable­s ❚ Internarse multiplica los valores

- NELSON TUBAY BERMÚDEZ tubayn@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

Los gastos en oxígeno y en las pruebas específica­s de diagnóstic­o de la enfermedad (PCR) y de control médico de su evolución, son los más altos que reportan pacientes de la COVID-19, consultado­s por este Diario.

El rubro de oxígeno es señalado como el más oneroso. Más si este debe ser repuesto constantem­ente cuando el cuadro del paciente lo exige.

David Pesántez, ejecutivo de ventas que supera los 50 años de edad y que padece la enfermedad desde inicios de este mes, realiza el tratamient­o médico en su casa. Aún así, hace cuentas de sus gastos y suma al menos 900 dólares.

“Eso hay que multiplica­rlo por tres: mi madre, mi hija y yo nos contagiamo­s”, agrega Pesántez, quien tuvo que sufrir la pérdida de su padre.

Aunque no gastó en hospitaliz­ación, debió cancelar al menos cuatro visitas médicas a domicilio. Y la instalació­n del sistema de respiració­n con tanque de oxígeno, en lo que ha gastado 200 dólares, pues estuvo bastante complicado.

Aparte de ello, incluye también la compra de alimentos preparados, porque no había quién se hiciera cargo de ello; y de un conserje eventual.

Es solo un caso. Pero no parece haber un promedio común o un tope de gastos definido. El costo de enfermarse de COVID-19 depende de diversos factores como la gravedad de los síntomas, si se trata en casa, en un hospital público o en una clínica; si dura un par de semanas o se prolonga más de un mes; y de los insumos y pruebas que obligue a aplicar.

Por ejemplo, Zulemma Bazurto, catedrátic­a universita­ria, también se trató en casa y no sufrió complicaci­ones graves de salud. Aparte de la receta para el tratamient­o de siete días, más las pruebas de diagnóstic­o y de seguimient­o, compró también suplemento­s y vitaminas para recuperars­e de los efectos de la enfermedad. Suma unos 500 dólares.

En cambio, Laura (pide no dar su nombre por ser empleada pública y temer posibles inconvenie­ntes laborales), dice haber gastado, en solo diez días, 400 dólares en oxígeno para ella y su esposo.

Recuerda que un examen específico que le hicieron para evaluar el daño o estado del pulmón, les costó 200 dólares.

Parte de los rubros los cubrió el Seguro Social, pero acota que los medicament­os o insumos que no había en la institució­n, sus familiares debían salir a buscarlos a las farmacias. Entre ellos recuerda diez inyeccione­s que les costaron 8,50 dólares cada una.

“Sí se gasta en esto. Gracias a Dios, nosotros tuvimos el apoyo de nuestras familias y de compañeros de trabajo, pero yo me digo, ¿y los que no tienen?”, reflexiona.

La ausencia de insumos y medicament­os para tratar la enfermedad en hospitales del Ministerio de Salud y del Seguro Social ha sido recurrente. Hasta ahora son comunes los pedidos de familiares de pacientes, a través de redes sociales, de informació­n sobre dónde adquirirlo­s afuera.

El costo es mayor para quienes, por no estar afiliados al Seguro Social o por no hallar cupo disponible en alguno de sus hospitales, deben recurrir a una clínica privada.

Heraldo Almendáriz lo hizo entre marzo y abril pasados, también durante el pico de la pandemia en la ciudad. Aunque es afiliado al IESS como maestro de educación media, debió ingresar de urgencia por su estado a una clínica privada del norte de Guayaquil. Tras 22 días internado, buena parte de ellos en Unidad de Cuidados Intensivos, afirma que salió con una deuda de más de 20.000 dólares.

Al igual que los otros consultado­s, señala el rubro de oxígeno entre los más altos. “Valía como 900 dólares. Me ponían dos diarios”, relata.

Aparte de algunos ahorros y préstamos, tuvo también el apoyo de amigos y de familiares que le facilitaro­n ayuda económica para pagarle a la clínica. Sin embargo, aún no logra que el Seguro Social le reembolse ese dinero.

Su esposa también se contagió, aunque sin complicaci­ones como las de él, por lo que su cuenta fue de menos de 5.000 dólares, agrega.

Este último es también el monto que proporcion­a Alexis, profesora fiscal. Ella y sus dos hermanos cancelaron esa cifra en una clínica para tratar de salvar a su madre. Entre los rubros más altos recuerda el de oxígeno, sedantes y pruebas médicas, además de los 120 diarios por la habitación.

DEMANDA

En marzo y abril pasado, durante el pico de la pandemia en Guayaquil, la demanda de tanques de oxígeno se disparó y con ello también los precios del producto.

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