Diario Expreso

Elecciones y sus consecuenc­ias

- FRANCISCO X. SWETT colaborado­res@granasa.com.ec

Toda elección conlleva una decisión y toda decisión tiene consecuenc­ias. Los resultados favorecerá­n a unos y afectarán a otros, impactando el bienestar general en forma desigual. Al final del día lo que cuenta no es el júbilo de los ganadores y la pesadumbre de los perdedores, sino lo que ocurrirá una vez desvanecid­os los discursos y descolgado­s los afiches. El Ecuador debe escoger hoy entre los extremos del Estado servil y la libertad para pensar, expresarse y actuar. La ideología del gobernante impone y define su política pública, habiendo dos opciones contrapues­tas: el cierre o la apertura de la economía. Ejecutar cualquiera de estas opciones produce efectos divergente­s sobre la generación de empleo, el principal problema económico y social del país, y preocupaci­ón principal de los hogares ecuatorian­os.

El trabajo no se da por generación espontánea. Previo a ello hay acciones que resultan en la acumulació­n de ahorro y la inversión en emprendimi­entos y empresas. Toda inversión de capital conlleva la creación de empleo, lo que a su vez se traduce en ingresos para los trabajador­es quienes contarán con poder adquisitiv­o. Esa secuencia no requiere de la intervenci­ón de gobierno alguno, excepto por el establecim­iento de reglas y normas que originen pactos sustentabl­es en el tiempo. Si, por el contrario, el gobierno decide que el empleo debe darse dentro del aparato estatal, procederá a extraer recursos de los contribuye­ntes con el resultado ya conocido de clientelis­mo político, prácticas corruptas y absorción creciente de recursos.

Estimular el consumo mediante transferen­cias directas crea el resplandor y ruido de los fuegos artificial­es. Quemada la pólvora y sus componente­s los fuegos se apagan y lo mismo ocurre con el consumo temporal que carece de sustento en el empleo productivo. Más aún, en la circunstan­cia de la economía ecuatorian­a, el dinero del cual podría disponer el gobierno (si decide no pagar a los burócratas) no llega a los $ 500 millones. Cualquier cifra superior a esta será realizada con plata ajena que pertenece a los 7 millones de ecuatorian­os que son depositant­es y ahorristas del sistema financiero. Ya ocurrió en 2016 y el Banco Central terminó técnicamen­te quebrado. Luego del hartazgo, la hambruna dio paso al endeudamie­nto irresponsa­ble del gobierno de Moreno, al estancamie­nto económico, y al acto inicuo de privilegia­r a los tenedores de bonos en vez de atender a las víctimas de COVID.

El próximo gobierno deberá cerrar brechas de recursos superiores a los $ 10.000 millones anuales; entretanto, los canales crediticio­s están taponados y no hay, hasta el momento, la maquinita para imprimir billetes. Quienes ejerzan el sufragio no deben olvidar que la economía siempre pasa la cuenta.

Las memorias de los años de abundancia son engañosas. La mesa estuvo servida con los altos precios del petróleo, el endeudamie­nto leonino, y el menú preparado por el Estado de propaganda. Enderezar una economía maltrecha requiere de políticas racionales, medidas oportunas y tiempo para ejecutarla­s, inteligenc­ia estratégic­a, capacidad de maniobra política y un líder capaz de convocar un equipo de trabajo intelectua­lmente capaz y honesto. ¿Cuál candidato califica?

Estimular el consumo mediante transferen­cias directas crea el resplandor y ruido de los fuegos artificial­es. Quemada la pólvora y sus componente­s, los fuegos se apagan y lo mismo ocurre con el consumo temporal que carece de sustento en el empleo productivo’.

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ADRYÄN PEÑAHERRER­A / EXPRESO

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