Diario Expreso

La calle forzada a ser vitrina de placer se llena de delitos

Los night clubs cerraron por la COVID-19, un 80 % de trabajador­as sexuales laboraba allí ❚ Hay de 5.000 a 7.000 en la urbe ❚ Atraen asaltos y venta de drogas

- LINA ZAMBRANO zambranol@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

Las calles de Guayaquil a la fuerza se han transforma­do en escaparate­s de trabajador­as sexuales para buscar clientes, por el cierre de los night clubs por la pandemia de la COVID-19. Según los gremios de las servidoras sexuales y de los dueños de estos espacios en la ciudad, hay de 5.000 a 7.000 mujeres que ofrecen el servicio de placer sexual, de estas un 80 % laboraba en night clubs. Al cerrar los locales se han volcado a las vías. En estas cifras no se cuentan las prepago ni las que se promociona­n virtualmen­te.

Para palpar la magnitud del problema es necesario saber cuál era la escena en las calles antes de que el COE cantonal determine el cierre temporal de los night clubs. Por ejemplo, en la calle 17 y Brasil se veían de 10 a 15 trabajador­as sexuales, ahora son más de 80 que se han ubicado en este sector desde que empezó abril, indicó a este Diario el coronel Juan Carlos Mafla, jefe del Distrito Portete de la Policía Nacional. Agregó que esta proliferac­ión ni siquiera se dio durante la cuarentena de 2020, cuando la ciudad estuvo en semáforo rojo.

Una prueba de lo crítico de la situación es que un lunes, a las 14:00, pese a que hay una fuerte lluvia, el sector del suburbio está lleno de trabajador­as sexuales y de los clientes que llegan en carros o motos buscando un placer fortuito. Lo que genera embotellam­ientos en el tránsito por los minutos que se toman en llegar a un acuerdo con la selecciona­da.

Un equipo de EXPRESO recorrió el sector y pudo confirmar que la pasarela es desde la calle Cuenca hasta la Argentina, a lo largo de la avenida 17. Son unas nueve calles que se han tomado un lunes y los viernes son más, señaló Martha Murillo, moradora del barrio. Agregó que ahora se ven más riñas y asaltos, por lo que los vecinos tratan de estar en casa hasta con las ventanas cerradas, por el temor de ser víctimas de un delito.

La situación perturba a los habitantes porque con decenas de trabajador­as sexuales en las calles ha aumentado la insegurida­d. Una situación que lo reconoce la autoridad. “Con su presencia, aumenta el robo a personas, que no siempre es denunciado por lo que las cifras oficiales no alcanzan a mostrar la realidad de lo que ocurre. Por ejemplo, de enero al 1 de abril en el subcircuit­o Salinas se han denunciado 23 delitos, pero son más los que no se han registrado en la Fiscalía. Otro problema es que muchos hogares particular­es están sirviendo para los encuentros sexuales, sin ser controlado­s por la autoridad sanitaria, por ser negocios clandestin­os”, agregó Mafla.

Las trabajador­es sexuales destacaron que ellas viven de lo que ganan cada día y por eso no pueden dejar de laborar. Por ejemplo, Caro señaló que de renta paga 170 dólares, en este mes ya tiene que matricular a sus tres hijos, además hay que tener dinero para comprar libros, esto adicional al gasto frecuente que se destina a comida y servicios básicos.

“Se dijo que el cierre de los night clubs sería hasta el 10 de abril. Pero, hay que ver qué deciden las autoridade­s después de esta fecha. Nosotras mantenemos a nuestras familias con el trabajo diario, no tenemos ahorros, estos se acabaron en el confinamie­nto”, explicó Brenda Rentería, la líder de las trabajador­as sexuales que labora en los bares que funcionaba­n en el barrio de tolerancia, ubicado en la calle 18.

Son tantas en las calles que han buscado nuevos sectores. Por ejemplo, en el sur de la ciudad caminan por la ciudadela Acacias, la avenida 25 de Julio, la calle Ernesto Albán, por la ciudadela Guangala. En el centro lo hacen por las calles Boyacá, Rumichaca, García Avilés, Nueve de Octubre, Quito, 10 de Agosto, Baquerizo Moreno..., señaló Lourdes Toscano, presidenta de la asociación de las trabajador­as sexuales en Guayaquil.

Toscano detalló que tratan de caminar por el sector y no estar paradas al pie de un poste. “Hasta estamos en la zona de la que nos retiramos hace 15 años, la calle Sucre”, admite. Pese a que tratan de ser visibles solo para los clientes, ciudadanas como Elizabeth Chacón se sintieron inseguras y aterradas al identifica­rlas en el centro.

“Por los trabajos manuales que realizo cada cierto tiempo voy al centro a comprar y la semana pasada me asusté de ver a tantas. Esto atrae a hombres morbosos y a los delincuent­es. Nosotros, ellas, todos corremos peligro”, dijo Chacón.

Los dueños de los night clubs admiten que es más peligroso tener miles de mujeres ofreciendo el servicio sexual en las calles sin control. Cada chica atiende por día a unos 10 clientes, lo que implica que fuera de los negocios nadie está inspeccion­ando a unas 50.000 personas que compran encuentros sexuales.

La problemáti­ca tiene estresados y con miedo a los ciudadanos que viven en los sectores que por ahora son sus pasarelas. Y es que son muchas que ahora se las encuentra desde las 07:00, madrugan a ganar un espacio. Un hecho que da cabida a las riñas por el territorio.

EL DETALLE

Controles. Porque no existe una norma específica la Policía Nacional no puede sacar de las calles a las trabajador­as sexuales que deambulan en las vías.

VOCES

MANUEL CÓRDOVA líder de los night clubs en el norte de Guayaquil

Es una bomba de tiempo tener de 5.000 a 7.000 trabajador­as sexuales en la calle sin el control que hay en los night clubs. Cada una atiende unos 10 clientes por día.

BRENDA RENTERÍA líder de las trabajador­as sexuales en los bares de la calle 18

En los night clubs de la 18 trabajan unas 400 mujeres y todas ahora laboran en las calles. En esta zona hay 54 locales que están cerrados por la pandemia.

LA CIFRA 3.600 CLIENTES

llegan un fin de semana a los night clubs de la 18, según gremio del sector.

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