Las restricciones presionan la caja chica del turismo
Hoteleros y dueños de restaurantes insisten en su pedido de ayuda y en una reforma a la política de control ❚ El sector suma $ 3.000 millones de pérdidas
El cambio constante de restricciones de movilidad para contrarrestar los contagios por COVID sigue estresando a los dueños de negocios del sector turístico y presionando la baja liquidez que ya aseguran tener en caja. Una situación que, dicen, se ha empeorado por la insensibilidad del Gobierno, que poco o nada ha hecho por tender la mano a este sector, uno de los más afectados por la pandemia. De marzo a diciembre de 2020, las pérdidas en ventas sumaron $ 2.800 millones, un saldo que originó la eliminación de más de 50.000 plazas de empleo.
El cálculo se desprende de un reciente estudio realizado por la Federación Nacional de Cámaras Provinciales de Turismo (Fenacaptur) y otros gremios que representan al sector hotelero y de restaurantes. Según este informe, hasta diciembre, la facturación del segmento de alimentos y bebidas descendió un 46%, tras alcanzar ventas por $ 1.127 millones. El de alojamiento, en cambio, decreció un 68%, al registrar apenas $ 131 millones de ingresos.
La situación preocupa a los representantes de esta industria, por el poco músculo económico que les resta para aguantar el tiempo incierto que le queda a esta crisis. Aseguran entender las consecuencias del problema sanitario, pero no aceptan la forma en cómo el Gobierno las viene contrarrestando.
A nivel global, dicen, afectan las cuarentenas y el cierre de aeropuertos, pero acá en Ecuador, señalan, la situación se complica aún más con las restricciones de movilidad, una medida que, para Pedro Serrano, directivo de la Federación de Hoteleros del Ecuador, se sigue tomando de forma improvisada y a última hora, evitando que el sector pueda tomar previsiones y prepararse para atender al público. “Acaba de suceder en Semana Santa, nos hicieron cancelar todos los eventos, cuando pensábamos que eran algo seguro”.
Se refiere a las últimas decisiones tomadas por el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional, que en cuestión de días fueron limitadas por la Corte Constitucional y, más tarde, modificadas por cada COE cantonal. “Es la segunda vez que las autoridades tienen que recular con medidas que son hasta ilógicas. ¿En qué ayuda aplicar la restricción de placas, el tener que guardar los carro y obligar a la gente a embarcarse en Metrovía o buses, uno de los mayores puntos de contagios donde no existe un policía metropolitano para que controle?”, se pregunta Andrés Aspiazu, miembro de la Asociación de Restaurantes de Guayas.
En eso coinciden Francesca Ferrero y Nicolás Romero, directivos del mismo gremio. Para ellos solo se trata de medidas parches tomadas muchas veces sin sentido y sin consenso. “Se mandan a cerrar los lugares más abiertos, parques, malecones, pero sin tomar medidas que ataquen el problema real”.
Y así ya ha pasado un año, el mismo tiempo que han tenido que exhortar por la ayuda gubernamental que hasta hoy, aseguran, no ha llegado. Romero ve con envidia el subsidio que los gobiernos de otros países han direccionado al sector turístico; acá, señala, los créditos que anunciaron a través de la Corporación Financiera Nacional y Reactívate Ecuador resultaron ser “una farsa”. Hasta enero de este año, apenas el 2% ($ 17 millones) de los recursos de este último programa habían sido dirigidos a este sector.
Por ello insisten en sus pedidos de subsidios que esperan, esta vez, sean atendidos por el nuevo presidente de la República, pues tienen claro que sin ayuda estatal no hay forma de seguir sobrellevando la actual crisis, aún sin visos de terminar. El 80% de las empresa de turismo están en riesgo de cierre definitivo y aún 700.000 empleos están en peligro.
Esperan que el nuevo Gobierno esté presto a eliminar el Impuesto al Valor Agregado (IVA). “Eso no hubiera costado más de $ 150 millones del flujo de caja, que es bastante menos de lo que se han robado en el sector médico en el último año”, dice Romero.
A ello suman la necesidad de suspender temporalmente el anticipo del Impuesto a la Renta y la urgencia de establecer programas de pagos para cumplir obligaciones con entidades públicas, como el Servicio de Rentas Internas (SRI) y el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
La emergencia, enfatiza Ferrero, presidenta de la Asociación de Restaurantes, la viven todos los gobiernos del mundo, pero acá, dice, “también hay que anotar un tema de incompetencia”. Las ayudas que se piden no son para todos, deben entregarse de manera focalizada. Pero son medidas, que aclara, deben estar acompañadas con un plan epidemiológico real. De nada sirve que al sector productivo se le inyecte todo el dinero del mundo, si el proceso de inaculación de la población no se da de forma eficiente y ordenada.
EL DETALLE
En el mundo. La pandemia ha puesto el 50% de los trabajos del Turismo en riesgo, esto es que 75 millones de puestos dejarían de existir.