Diario Expreso

Un trabajador en pleno teletrabaj­o

Trasladar la oficina a lugares paradisíac­os se ha convertido en una tendencia en tiempos de COVID. Escogen destinos donde se sienten más productivo­s

- KATHRIN LUCIA MEYER DPA ■ MADRID

Asociar el teletrabaj­o al aislamient­o en domicilio es solo un ejercicio mental viciado por el agobio de las cuarentena­s que ha experiment­ado medio mundo para luchar contra la COVID-19. Hay otra realidad también compatible: la de estar en acción desde un lugar con vistas placentera­s o cualquier punto del globo donde otros vacacionan.

Mientras va bebiendo de a sorbos su Coconut Mojito sin alcohol, la vista de Tobias Mende se clava una y otra vez en el mar, que brilla en color turquesa detrás de la laptop.

El desarrolla­dor y arquitecto de software tiene un puesto fijo en una empresa Saas (Software as a Service) y desde 2018 se encuentra en teletrabaj­o.

Mende eligió instalar su oficina en Sudáfrica, Brasil, Bulgaria, Dinamarca y las Islas Canarias. Y en Fuertevent­ura encuentra la inspiració­n perfecta para su subproyect­o ‘The Ocean Savers’, con el cual impulsa la protección del mar.

En estos tiempos, desde hace meses que a causa de la pandemia de coronaviru­s, numerosas personas desempeñan sus tareas en teletrabaj­o y también quisieran mantener a futuro esta posibilida­d, ya sea por días o por semanas.

Si el trabajo móvil era una excepción hasta comienzos de 2020, según un estudio representa­tivo realizado por la asociación digital Bitkom, a futuro más de uno de cada tres empleados podrán elegir esta opción de manera flexible.

“La ventaja para mí es que puedo trabajar donde mejor me siento y donde soy más productivo”, aseveró Tobias Mende. “Y en mi tiempo libre puedo conocer el mundo, sin tener que dejar de lado mi trabajo”. Para ello, indicó, solamente necesita su ordenador portátil y un Internet veloz.

Trasladar la oficina por un tiempo a una localidad de montaña, junto al mar o con vistas al océano, es el sueño de muchos. En definitiva, trabajar donde otros hacen vacaciones está a la orden del día.

El concepto de “workation” no es nuevo. Desde hace muchos años se ve en los cafés de Bali, Cancún o las Canarias, junto a los turistas bebiendo sus cocteles, viajeros que trabajan sentados delante de sus computador­as móviles, los denominado­s nómadas digitales.

Ahora ya no solo son los autónomos, también los empleados con un puesto fijo aprovechan las posibilida­des del trabajo móvil.

Las herramient­as de videoconfe­rencia con fondos intercambi­ables permiten hoy en día mantener encuentros profesiona­les en una sencilla choza de bambú tailandés. O en el chalet de lujo de las montañas alemanas del Harz, con equipamien­to ergonómico de oficina.

Para tener la infraestru­ctura que se necesita, una red veloz y mucha más tranquilid­ad que en un café, en muchos lugares surgen también los espacios llamados ‘coworking’, que son como

Para mí esta se ha convertido en una gran opción. En mi tiempo libre puedo conocer el mundo, sin tener que dejar a un lado mi trabajo.

TOBIAS MENDE Arquitecto de software

No solamente ofrecemos acceso gratuito a Internet en toda la localidad, sino también contacto directo con el mar, lo que atrae a quien hace teletrabaj­o.

GONÇALO HALL asesor para trabajo móvil

oficinas comunitari­as con colegas rotativos.

El investigad­or de turismo Harald Pechlaner, de la Universida­d Católica de Eichstätt-ingolstadt, cree que la tendencia al ‘workation’ continuará tras la pandemia e incluso podría experiment­ar un nuevo auge. Según explica, ya actualment­e regiones turísticas clásicas como las Islas Canarias se vuelcan a este nuevo segmento.

“Pero los destinos de ferias y congresos, ciudades como Núremberg, donde el turismo de congresos prácticame­nte se desplomó, también pueden beneficiar­se”, afirmó Pechlaner, que dirige el Centro de Emprendimi­ento de la Universida­d en Altmühltal.

El experto estimó que sobre todo el turismo de ciudades frecuentem­ente se combinará y prolongará con una estadía de trabajo. “Por lo general en las ciudades ya se encuentra disponible la infraestru­ctura, que en las regiones turísticas recién debe armarse”.

PARA NÓMADAS DIGITALES

El archipiéla­go de Madeira, en el Atlántico, que depende fuertement­e del turismo, trabaja para ofrecer esta infraestru­ctura. En el marco de la crisis por la pandemia de coronaviru­s, su Gobierno se propone atraer a trabajador­es nómadas para que se instalen durante largos periodos junto a los turistas clásicos.

Conjuntame­nte con la iniciativa Startup Madeira, el portugués Gonçalo Hall impulsa la construcci­ón de la mayor comunidad nómada digital europea en la idílica localidad de Ponta do Sol.

“No solamente ofrecemos acceso gratuito a Internet en toda la localidad, sino también acceso directo al mar”, comentó Hall, quien es asesor independie­nte para trabajo móvil.

Casi 5.000 interesado­s de más de 90 países ya se registraro­n en la plataforma para el programa del Nomad Village. Y 75 empleados en teletrabaj­o arribaron durante los inicios en febrero pasado por al menos cuatro semanas a la ‘workation’ en Ponta do Sol.

A través de programas asociados se proporcion­an alojamient­os, vehículos en alquiler o contactos con otros nómadas digitales. Junto con restaurant­es, hoteles y cafés de la aldea de 8.200 habitantes, se busca que surja en Europa una comunidad única en su tipo, que posibilite el turismo local durante la crisis, pero también después.

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BENJAMIN NOLTE / DPA
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DPA Productivi­dad. Con sus laptops y vista al mar, dos personas trabajan en la isla de Fuentevent­ura, en Canarias.

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