MADRES, amor y pasión
Dos mujeres cuentan sus historias de vida relacionadas al fútbol desde dos ejes, pero con un solo sentir
No son deportistas, ni han ganado partidos, pero ambas se llevan el título de campeonas por llevar consigo experiencias con el fútbol que las ha marcado de diferentes maneras y en distintas circunstancias.
Tania Véliz recuerda el fútbol con dolor, aunque para Bella Contreras ese nombre es sinónimo alegría. Pese a que no se conocen, y nunca se han visto, ambas en fechas como las de hoy, Día de la Madre, guardan un cúmulo de sentimientos al solo oír pronunciar el nombre de los dos equipos más grandes del país: Barcelona y Emelec.
Tania perdió a su hijo, Carlos Cedeño, un 16 de septiembre de 2007 cuando una bengala le arrebató la vida durante un Clásico del Astillero, partido que coincidentemente debía jugarse este fin de semana; de ahí que en las últimas 48 horas se le “unió el cielo con la tierra” y ha vivido un huracán de sentimientos.
Mientras que la historia con Bellita, o la Abuelita Boquera, como la llaman, se traspola y más bien va de un idilio con el Bombillo, que en su caso se remonta a cuando tenía 8 años y se escapaba de casa para ver jugar al equipo en el Capwell.
Eso y más hace que pueda nombrar con derecho a los jugadores como sus “hijos”.
Dos amores distintos, pero igual de importantes y genuinos a los que hemos querido rendir tributo, porque en sus relatos ambas dejan ejemplos de amor, sanación y efervescencia que el deporte y sus protagonistas pueden generar.