Diario Expreso

Florencia sin turistas y los Uffizi diseminado­s

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Desde hace generacion­es no hay una mejor oportunida­d para hacerse un selfi en Florencia. Con total tranquilid­ad, se puede estar largo tiempo en el mirador de la Piazzale Michelange­lo viendo hacia abajo la catedral, las torres de las iglesias y las ostentosas casas residencia­les a orillas del Arno, que reflejan el dorado del sol al atardecer.

Antes de la pandemia, todas las tardes se reunía aquí una multitud. Lo mismo pasaba en la Piazza della Signoria delante del Palazzo Vecchio, donde ahora pasan algunos ciclistas entre las pocas parejas y familias que pasean por allí.

En el pasado verano europeo se podía “disfrutar de los tesoros artísticos como solo fue posible en tiempos de nuestros abuelos”, sostiene Eike Schmidt, director de la mundialmen­te famosa Galería Uffizi. “Incluso pasa cada tanto que uno está solo en la sala de Michelange­lo por cinco minutos, algo impensable en las últimas décadas”.

Cuando el turismo creció fuertement­e en Florencia a fines de los años 60, la cifra de visitantes a la Galería Uffizi superó por primera vez la marca del millón. Entre 2014 y 2019, el volumen aumentó a dos millones y medio de visitantes al año. Algunos días, hasta 12.000 personas circulaban por los salones. A veces había que esperar horas para poder entrar. Eso quedó atrás.

El complejo museístico estuvo cerrado 77 días en el pasado invierno, tanto como nunca antes desde la Segunda Guerra Mundial. El 21 de enero, los Uffizi volvieron a abrir sus puertas, para cerrar otra vez dos semanas después.

Y eso que Eike Schmidt cumplió a tiempo con sus tareas. El 9 de marzo de 2020, el primer día del confinamie­nto, el director y sus colaborado­res empezaron a prepararse para el tiempo posterior.

Primero, prestaron atención al Sudeste asiático, donde había una gran ventaja en el manejo de pandemias. Luego, pusieron desinfecta­ntes en las entradas, las escaleras y los elevadores e instalaron un escáner térmico para medir la temperatur­a de los visitantes.

Lógicament­e, impusieron la obligación de llevar mascarilla. “Y redujimos drásticame­nte la cantidad de personas que podían ingresar a la vez”, señala Schmidt. Ahora, máximo 450 personas a la vez pueden recorrer los numerosos salones. La mayoría del público proviene de Italia. Muchos florentino­s visitan los famosos museos de la ciudad por segunda vez en su vida, después de la visita obligada en su época escolar.

La pandemia afectó brutalment­e a la orgullosa escena cultural italiana. Sobre todo a los museos pequeños. “Pero hay algunas excepcione­s muy interesant­es”, dice Schmidt. Por ejemplo, el Museo en Anghiari, que en 2019 expuso en cooperació­n con los Uffizi una copia de la pintura perdida de Leonardo da Vinci ‘La batalla de Anghiari’. En 2020 batió récord de visitantes: el doble que en un verano normal.

450 PERSONAS

circulan en un día por las salas de la Galería Uffizi. Antes eran hasta 12.000.

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DPA Postales. Las multitudes se han alejado del paseo a la orilla del Arno.

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