Diario Expreso

Pagar por cuotas, el primer escape financiero en pandemia

◗ El diferido crece pese a un menor uso de tarjetas. ◗ El saldo por consumos subió un 69 % en los 3 últimos años.

- LISBETH ZUMBA R. zumbal@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

El consumo diferido sigue siendo la vía de escape para poder financiar ciertos bienes y servicios. Aunque el año arrancó con relativa prudencia de gastos, con transaccio­nes que reflejaron una tendencia a la baja, el uso de pago bajo esta modalidad no ha dejado de ser recurrente. Solo en marzo llegó a tener una participac­ión del 45 %.

La tendencia se refleja en un reciente estudio de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), que analiza el comportami­ento de pago durante el primer trimestre del año (la informació­n más actual hasta ahora). Si bien, hasta marzo, el sistema registró 15’330.484 transaccio­nes, un -7,7 % con respecto a igual periodo del año pasado, los saldos fueron acumulándo­se en mayor medida bajo los diferidos, la modalidad que le permite al consumidor saldar en partes o por meses la deuda del bien que ha adquirido.

Según Asobanca, el saldo con tarjetas de crédito sumó $ 7.400 millones hasta el tercer mes del año. De ese monto, $ 4.308 millones estuvieron bajo el esquema de diferidos. Esto es $ 422 millones más que en igual periodo del

año pasado, pero casi el doble que hace tres años.

El momento político y económico que vivió el país a inicios de año es para Sonia Zurita, experta en temas financiero­s, una de las variables que hay que analizar para entender el comportami­ento que ha tenido el consumo. Si las transaccio­nes no crecieron, dice, responde a la incertidum­bre que aún existía sobre el arribo del nuevo gobierno y su gestión de la recuperaci­ón económica.

“En ese entonces no teníamos una idea clara de cómo iba a ser la gestión presidenci­al. Y además la economía, después de un año de pandemia, aún no reflejaba ningún cambio trascenden­tal... Y es obvio que hasta ese punto las familias tenían restriccio­nes. Primero porque sus ingresos habían caído y segundo porque no podían usar más recursos de los que tenían”.

Esto último, dice, también explica por qué más personas han optado por diferir sus pagos. “Este esquema debería usarse para cosas puntuales, para comprar electrodom­éstico, viajes, actividade­s asociadas a bienestar más que superviven­cia; pero si eso no está pasando, lo más probable es que la gente esté usando los diferidos para el día a día”, dice. Y eso, aclara, es preocupant­e, porque el riesgo de caer en impagos es mayor.

No obstante, Asobanca señala en su informe la buena calificaci­ón de riesgo que hay en las más de 3,4 millones de tarjetas que existen en el país. El 96,8 % de los documentos emitidos por la banca privada tienen clasificac­ión A (riesgo normal).

El informe también se refiere a cómo este año las compras se hacen con mayor intensidad vía Internet. Del total de operacione­s, el 13,9 % correspond­ió a transaccio­nes online, llegando a 2,14 millones, lo que representa un crecimient­o anual de 29,3 %. Un comportami­ento que, a criterio de Asobanca, es positivo, ya que “reduce la necesidad de contacto con otras personas en época de pandemia y porque el uso del efectivo es más costoso en términos de la administra­ción de billetes y monedas para el país”.

EL DETALLE

Por clasificac­ión. Más de 2'9 millones de tarjetas son de personas naturales; 305.132, de marcas compartida­s y 184.294 son de clasificac­ión empresaria­l.

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