Diario Expreso

El hartazgo y desamparo alimentan los linchamien­tos contra los delincuent­es

Crece la reacción ciudadana agresiva ante robos o asaltos, incluso cuando hay armas de por medio.

- BYRON CASTILLO castillob@granasa.com.ec ■ QUITO

Está mal porque para esto están las autoridade­s. Los delincuent­es a veces sí necesitan un escarmient­o, pero que no los maten. La gente llega a ese extremo porque los funcionari­os no cumplen las leyes. Agarran a los ladrones y los sueltan.

Los habitantes de algunos sectores de la capital se cansaron de la insegurida­d y han tomado la ‘justicia’ por sus propias manos.

En tres días se registraro­n cuatro intentos de linchamien­to. El populacho agarró a presuntos delincuent­es que intentaron robar y violentar a sus víctimas con cuchillos o armas de fuego.

A uno lo arrastraro­n por la calle, a otro lo amarraron a un poste, hubo a quien le dieron correazos y a otros tres les cayeron a palos y piedras.

El último hecho ocurrió el domingo en la Feria de Autos de Guamaní, en el sur de la capital. Jhon Villacís, un morador que vive cerca, contó que un comerciant­e de vehículos le había alertado a un cliente que no sacara el dinero porque rondaban choros por el lugar. El usuario guardó la plata y se fue.

Sin embargo, el alertante fue atacado por un grupo de personas que le lanzaron una piedra, gritaron: “¡Sapo!” y luego huyeron. Los vendedores y usuarios se percataron del ataque y corrieron tras los agresores, capturando a dos mujeres y a un menor de edad.

Los golpearon con palos y piedras y los retuvieron hasta que llegaran los agentes policiales, quienes fueron tras los dos fugitivos. Ellos fueron capturados cerca de un terreno baldío y les requisaron dos armas de fuego y un destornill­ador.

Villacís comentó que en la feria suelen ocurrir robos y que el alboroto fue necesario para llamar la atención de las autoridade­s y de la ciudadanía. El morador añadió que han solicitado presencia policial en la zona, pero

no han tenido respuesta. “Vienen clientes a comprar con 20 mil o 30 mil dólares y son presa fácil de la delincuenc­ia. A los comerciant­es también les roban cuando se van a sus casas”.

El sábado, los moradores de Chillogall­o por poco queman a un presunto ladrón. Moradores que prefiriero­n no identifica­rse contaron que el individuo y otro sujeto le robaron 3.000 dólares al

repartidor de leche.

La víctima pidió auxilio y capturaron a uno de los sospechoso­s, le bajaron el pantalón y le dieron correazos. Cuando uno de los vecinos intentó quemarlo vivo, un agente de tránsito se interpuso y lo resguardó hasta que llegara la Policía.

Christian Palacios, sociólogo y experto en seguridad ciudadana, explicó que una de las principale­s motivacion­es para que la gente se rebele es la falta de confianza a las institucio­nes estatales. La ciudadanía conoce que existen actos de corrupción en el sistema judicial y de seguridad. “Se sienten desamparad­os y con incertidum­bre”.

Ese mismo sábado, los habitantes de Nayón, en el norte de la capital, retuvieron a tres pillos que intentaron meterse en un carro y les golpearon hasta dejarlos malheridos. La Policía tuvo que armar un operativo para llevarse a los sospechoso­s antes de que los lincharan. Los uniformado­s también recibieron golpes.

El 16 de septiembre en La Cocha, sur de Quito, un taxista se salvó de que un delincuent­e, que haciéndose pasar por pasajero, casi lo apuñala y le roba su dinero. La víctima logró escapar de la agresión, llamó a sus compañeros y ajusticiar­on al retenido. Lo amarraron a un poste y le dieron una golpiza con palos. También lo arrastraro­n unos metros.

Palacios indicó que los niveles de violencia en los linchamien­tos se deben analizar desde una perspectiv­a social. Es decir, según el experto, una forma de violencia es cuando alguien sale a buscar trabajo y no lo consigue o cuando ve acabarse la plata en su casa.

“Esta falta de estabilida­d económica se deriva en otros planos como el afectivo y psicológic­o”. Para el sociólogo, estos niveles de tensión aumentan y “explotan” cuando se sienten desprotegi­dos en las calles.

César Zapata, comandante del Distrito Metropolit­ano de Quito, mencionó que se están reuniendo con los líderes barriales de los sectores sureños en los que se han registrado estos intentos de linchamien­to para pedirles su colaboraci­ón. “La ciudadanía quiere salir a patrullar con nosotros, pero no puede. Es mejor que nos den informació­n”.

El oficial enfatizó que la Policía trata de llegar a tiempo a estos eventos para impedir que se agreda físicament­e a los presuntos victimario­s y que ningún vecino cometa un delito.

Palacios explicó que la Policía, sola como institució­n, no podrá recuperar la confianza del pueblo en la seguridad. “Deben actuar correctame­nte Fiscalía y el sistema de rehabilita­ción”.

El sociólogo concluyó que sin un sistema de justicia limpio, en las calles la gente seguirá desconfian­do y sintiéndos­e insegura.

EL DETALLE

Comunidad. La Policía realiza asambleas comunitari­as con los dirigentes barriales para instarlos a que en lugar de tomarse la justicia, sean informante­s.

LA CIFRA

101 MUERTES VIOLENTAS se han registrado en el 2021.

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TANIA GARCÍA madre de familia
DANIEL ULLOA comerciant­e TANIA GARCÍA madre de familia
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