¿Cómo y por qué las FARC reclutaban a los menores?
Un informe revela que entre 1996 y 2018 se incorporaron 18.677 pequeños, que iban desde los 6 o 7 años. ❚ A los más valientes los colocaban en primera fila
¿ Cuáles eran las formas que tenía la guerrilla de las FARC para reclutar menores de hasta 6 o 7 años durante el conflicto colombiano? ¿Para qué querían niños y niñas tan pequeños? Esas son algunas dudas que intenta despejar un estudio que recoge más de 800 testimonios de menores reclutados por el grupo armado y que será presentado a la justicia transicional.
El informe, titulado ‘Infancia reclutada’, da voz a las víctimas de reclutamiento forzado por parte de las FARC y será entregado a la Comisión de la Verdad y a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) que, precisamente, estudia este crimen en el caso 07 donde hay constancia de al menos 18.677 menores que fueron víctimas de reclutamiento forzado por parte de las FARC entre 1996 y 2016.
“Es importante que en Colombia entendamos como sociedad la complejidad de estos sistemas porque desafortunadamente las disidencias y los grupos guerrilleros que aún perduran siguen aplicando estas tácticas y estrategias”, explica el director del estudio, Alejandro Eder.
La JEP, tribunal creado por el acuerdo de paz de 2016 para revisar los crímenes graves perpetrados durante el conflicto, determinó en agosto pasado que de todos esos reclutados, el 68 % entró en las filas de la guerrilla cuando tenían menos de 15 años.
“Las FARC eran muy claras en que la edad mínima de reclutamiento era 15 años, que eso es lo que dicen los estándares internacionales, pero lo que encontramos hablando con casi mil víctimas es que eso no solo no se respetaba, sino que por la estructura tan sofisticada que tenían es prácticamente imposible que los altos mandos no lo hubieran sabido”, asevera Eder, quien participó en la negociación con la guerrilla
Este estudio, elaborado bajo la coordinación del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga (ICP), considera que el reclutamiento fue “una práctica sistemática e intencional” y determina tres prácticas comunes de reclutamiento.
Era común usar la violencia, pero también había otras formas, como la llamada “cuota familiar”, es decir, que las FARC pedían a cada familia campesina “un hijo para la causa” o por “enamoramiento”.
Esta última, suponía buscar a menores de edad atractivos para usarlos para engatusar a otras personas o también ir a los pueblos a hacer que los niños y niñas se sintieran atraídos; les dejaban portar sus fusiles, les proponían entrenamientos militares a modo de juego... para “irlos enamorando de la vida militar”, dice Eder.
Algo así le pasó a Jean Carlos Navarro, quien empezó haciendo tareas de vigilancia en su comunidad de La Guajira, en la punta norte del país, para avisar a la guerrilla de quién entraba o salía del pueblo.
“Pasando el tiempo me fueron comprando con dinero, con armas... y cuando quise abrir los ojos ya era muy tarde, ya sabía mucho”, relata el muchacho, que ahora tiene 27 años.