Transexuales en el deporte, EL DEBATE
Los casos de la halterófila Laurel Hubbard y la nadadora Lia Thomas reflejan una encendida polémica: ¿compiten con ventaja o en igualdad con las mujeres?
Léxitos de la nadadora transexual estadounidense Lia Thomas han generado una encendida controversia en torno a la igualdad de oportunidades en el deporte y los derechos de las personas que cambian de sexo. Unos consideran que la nadadora de la Universidad de Pensilvania se beneficia de una ventaja biológica en términos de masa muscular y fuerza conferida por la pubertad masculina y concluyen que el caso supone una amenaza para la integridad del deporte femenino.
Otros sostienen que se corre el peligro de segregar a las personas transexuales como en su día se hizo con las negras, y que no hacen trampas ni vulneran los derechos de las demás deportistas. “El caso es la punta del iceberg de una tendencia que puede causar un cisma en el deporte femenino”, concluye María José Martínez Patiño, exatleta especialista en vallas, suspendida en 1986 por un cromosoma masculino y que compitió en los Juegos de 1992 después de que la Federación Internacional le diera la razón en su apelación, y hoy investigadora de la Universidad de Vigo y colaboradora del Comité Olímpico Internacional (COI) en el estudio de los problemas de género en el deporte.
Constantino Iglesias, presidente de la Federación Española de Halterofilia, conoce bien el debate. Fue en ese deporte en el que por primera vez compitió una transexual en unos Juegos Olímpicos, los de Tokio este pasado verano. La neozelandesa Laurel Hubbard, de 43 años, falló sus tres intentos en la modalidad de arrancada y se quedó sin obtener un resultado en el total olímpico. Después de los Juegos se retiró. “Este tema no está resuelto. Hay que buscar la igualdad en el deporte y esa posibilidad de que deportistas transexuales compitan con ventaja física contra mujeres cisgénero (aquellas cuya identidad de género coincide con su fenotipo sexual) es una injusticia. Es como el dopaje”, asegura Iglesias.
El COI dispuso la primera norma que permitía competir a las deportistas transexuales en las pruebas femeninas en 2003 y la modificó en 2015. Estableció como requisitos para la participación de una transexual que se declare mujer y fijó un tope en los niveles de testosterona de 10 nanomoles por litro de sangre. La nadadora Lia Thomas explica que siguió la terapia de reemplazo hormonal (THR) durante dos años y medio. La diferencia entre los récords masculinos y femeninos de natación es de aproximadamente un 11%.
La terapia equivalió a una merma de entre un 2% y un 5% en los tiempos de Thomas. Un grupo de padres de sus compañeras en el equipo de la Universidad de Pensilvania envió una carta a la NCAA (asociación que organiza las ligas universitarias estadounidenses), en la que califican la situación como una amenaza para la integridad del deporte femenino. Cynthia Millen, jueza de la Federación de Natación de Estados Unidos, renunció a su cargo al considerar que Lia Thomas compite con ventaja respecto al resto de las nadadoras.
Víctor Granado, presidente de la Agrupación Deportiva Ibérica, la entidad que engloba a los clubes LGTBI inclusivos de España, mantiene que el deporte se asienta sobre la premisa de una superioridad absoluta del hombre sobre la mujer. “A partir de ahí”, desarrolla, “se abona la teoría de que si una transexual es muy buena es que hace trampa. Lo que planteamos es que las transexuales no hacen trampa, no van contra los derechos de las otras mujeres y no poseen una ventaja deportiva en absoluto. Nadie se plantea que Phelps, Indurain o Nadal son deportistas fuera de los parámetros de otros deportistas, ni de dónde procede esa excelencia”.
Granado subraya que la autoridad olímpica admite que no existe consenso científico sobre cómo influye la testosterona en el rendimiento, por lo que recomienda que ese no sea el único criterio a la hora de legislar. El documento del COI no es de obligado cumplimiento y las fe
Nadie se atreve a decir: `no puede ser'. Hubbard le quitó el puesto a alguien para competir en los Juegos Olímpicos y no es justo CONSTANTINO IGLESIAS titular de la Federación Española de Pesas
El agravio comparativo solo se denuncia cuando una transexual destaca o gana, porque parece que una transexual no puede destacar y ganar VÍCTOR GRANADO titular de la Agrupación Deportiva Ibérica
deraciones pueden ir por libre.
La normativa de la Federación Española de Natación (RFEN) se guía por las de la Federación Internacional (FINA) y de la Liga Europea de Natación (LEN), que no recogen ningún requisito o norma al respecto, según explican fuentes de la RFEN. “No tenemos capacidad para valorar una norma que rige en otro país (Estados Unidos) y en un contexto diferente al nuestro. Si se diera el caso de que una transexual desee competir en categoría femenina, la normativa que existe es la del COI”, afirman en la Federación Española.
Jonathan Ospina, investigador de Ciencias del Deporte de la Universidad Europea de Madrid, expone en relación a Lia Thomas: “Es un caso complejo. Sus resultados son extraordinarios para la categoría en que compite. Ella hizo la transición en el momento en que estaba compitiendo”, dijo.
Alba Palacios se convirtió en septiembre de 2018 en la primera futbolista transgénero federada en España. Entonces jugaba en Las Rozas y ahora, con 36 años, lo hace en el Torrelodones, líder del Grupo V de Primera Nacional. “Apelo al sentido común. Hay deportes como la natación, el atletismo o el ciclismo en los que la testosterona juega un papel más importante que en otros. Cada caso es diferente”, sostiene.