Fútbol mundial 1938
El congreso de la FIFA en agosto de 1936 decidió adjudicar a Francia la sede del Mundial de fútbol en 1938. Sin embargo ya se respiraban aires de guerra en todo el continente europeo.
La regla por la cual el país anfitrión y el último campeón clasificaban automáticamente se puso en práctica después de que la sede fuera adjudicada a Francia. Fue entonces que se inscribieron 36 selecciones, pero solo 26 llegaron a la competencia.
Una vez más problemas de tipo político dejaron fuera a países como Argentina que solicitaba para ella la sede mundial. No asistieron Colombia, México y España.
Austria, país de gran fútbol en esos momentos, no pudo participar por causas políticas, así que fue anexada a Alemania. Cinco de sus mejores jugadores fueron incluidos en el equipo alemán. La rivalidad entre Europa y América se puso de manifiesto en algunos cotejos.
Ese fue el caso de Brasil y Checoslovaquia, quienes al finalizar el encuentro quedaron solo con 17 jugadores, los demás fueron a parar al hospital. La figura del torneo fue el brasileño Leonidas, cuyo apodo El Diamante Negro, justificaba su gran calidad. En el partido frente a Polonia anotó 4 goles, y el resultado fue 6-5 a favor de Brasil.
El campo estaba tan mojado que incluso Leonidas quiso jugar descalzo, lo cual no le fue permitido. Brasil perdió la oportunidad de ser campeón cuando su DT, un abogado que con el llamativo nombre de Pimienta, trató de ganar los partidos dejando en el banco a sus mejores jugadores, algo que provocó la caída ante los italianos.
La final quedó para los equipos de Italia y Hungría; al igual que en el Mundial anterior, los italianos, dirigidos por Vittorio Pozzo, ganaron y una vez más tuvieron en su poder la copa Jules Rimet.
Cuentan que, en Roma, Mussolini atacado por sus nervios deportivos volvió a sonreír y entró a patear los muebles de su despacho en una demostración de alegría. Un año después estallaba la Segunda Guerra Mundial, y el fútbol quedaría en el recuerdo hasta su reinicio en Brasil 1950.