Sudáfrica y su lucha CONTRA EL VIH
En el país con mayor número de infectados, el grupo de personas que usa la pastilla que previene el contagio se ha multiplicado desde que se la puso a disposición pública
El uso de las pastillas por parte de las mujeres de entre 15 y 25 años es mucho más alto. Se ha trabajado mucho para llegar a este grupo con la prevención”.
THATO MTSHABA funcionario de Salud
Y Hace 20 años se podía hacer muy poco para evitar contagiarse del VIH aparte de no tener relaciones sexuales o utilizar preservativos cada vez que se tuvieran. Hoy en día, la situación es muy diferente gracias a que los investigadores han logrado grandes avances en las denominadas intervenciones biomédicas. En lenguaje corriente, se trata de medios como las pastillas, las inyecciones o los anillos vaginales que se pueden utilizar para reducir la probabilidad de que el VIH entre en el organismo si se tienen relaciones sexuales sin preservativo.
Los científicos llaman a esta clase de intervenciones profilaxis preexposición, o PREP, porque se utilizan antes de un posible contacto con el patógeno y ayudan a evitar que se contagie (la profilaxis es un tratamiento preventivo). La PREP para el VIH contiene medicamentos antirretrovirales (los mismos que los médicos utilizan para tratar a las personas portadoras del virus) que protegen a las células del sistema inmunitario de la infección.
En Sudáfrica solo se administra una pastilla (denominada también PREP oral) que hay que tomar a diario para que haga efecto. La píldora tiene que haber entrado en el organismo de la persona al menos 30 días antes de que esta haya estado expuesta al VIH y, si se toma correctamente, puede reducir las probabilidades de contagiarse del virus entre un 92 y un 98 %.
Otra posibilidad es tomar dos pastillas antes de la relación sexual y una tercera un día después (en este caso, obviamente la persona tiene que saber cuándo va a tener el encuentro). No obstante, este método, llamado ‘PREP a demanda’, se recomienda solo para hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, ya que los estudios demuestran que, cuando se utiliza esta modalidad, la pastilla no es tan eficaz para el sexo vaginal como para el anal.
También existe un anillo de silicona que las mujeres pueden insertarse en la vagina, llamado anillo vaginal con dapivirina. El dispositivo puede reducir en un 27 % las probabilidades de contagiarse del VIH por vía sexual. Su uso fue aprobado por la Autoridad Reguladora de Productos Sanitarios de Sudáfrica (Saphra, por sus siglas en inglés) en marzo, pero el Departamento Nacional de Salud ha declarado que todavía está redactando las instrucciones de uso y negociando los precios con el fabricante, de manera que el anillo todavía no está disponible.
La PREP más eficaz según los estudios es una inyección anti VIH llamada cabotegravir que se administra cada dos meses. El pinchazo anula prácticamente las posibilidades de contagiarse del VIH a través de las relaciones sexuales. Una de las causas por las que los científicos piensan que una inyección de cabotegravir funciona mejor que una pastilla diaria es que es mucho más fácil seguir fielmente el tratamiento.
El cabotegravir salió al mercado recientemente, y Saphra todavía no lo ha aprobado para su uso, aunque Viiv Healthcare, fabricante del preparado, ha solicitado su autorización. Pero aunque se apruebe, es probable que sea inasequible considerando que, en Estados Unidos, se vende a 54.000 rands sudafricanos la dosis, unos 3.200 dólares. No hay comparación con los 90 rands mensuales (5,35 dólares) que, según el departamento de salud, cuesta proporcionar las pastillas preventivas contra el VIH a una persona (3,8 dólares corresponden al coste del medicamento mismo y el resto a los costes de administración, como los sueldos de las enfermeras, los análisis de sangre, etcétera).
Los expertos consideran que Viiv Healthcare tendría que vender el cabotegravir al departamento de salud por no más de 180 rands u 11 dólares la inyección (es decir, más o menos por el mismo precio que las pastillas para un mes) para hacer viable su administración en el sistema público sanitario. Dado que, en Sudáfrica, ocho de cada 10 personas dependen de las clínicas y los hospitales del Estado, allí es donde la pastilla sería más necesaria.
En un acto reciente del medio digital sudafricano Bhekisisa celebrado a través de Twitter Spaces, Linda-gail Bekker, directora del Centro Desmond Tutu para el VIH de la Universidad de Ciudad del Cabo, declaró: “Necesitamos una PREP rápida, como la comida rápida. La PREP debería estar a disposición en muchos puntos y por muchas vías. En este país, la profilaxis no es un lujo; la prevalencia del VIH la convierte en una prioridad de primer orden”.
El país empezó a hacer accesibles las pastillas en los centros de salud públicos a mediados de 2016, pero el medicamento se introdujo por fases, así que, al principio, solo determinados grupos de población podían recibirlo. En 2016 fueron exclusivamente las trabajadoras sexuales autorizadas por clínicas y hospitales públicos; solo 771 utilizaron la pastilla ese año. En 2017, los hombres que tuvieran relaciones sexuales con otros hombres y los estudiantes universitarios fueron añadidos a la lista de personas que podían recibir la medicación. Entonces el número de usuarios de la PREP oral se multiplicó por cuatro.
En 2018, cuando llegó el turno de las adolescentes y las mujeres jóvenes, 8.593 personas tomaron la pastilla, más del doble que en 2017. En 2019 fueron 45.576 las que empezaron a usarla (ese año se incluyó a los consumidores de drogas inyectadas y a las personas transexuales). En 2020, cualquiera que necesitara la profilaxis oral podía recibir las pastillas en un centro público siempre que un profesional de la sanidad se las recetara y el centro dispusiera de ellas. 106.402 personas la utilizaron. En 2021, esta cifra se multiplicó por más de dos, hasta llegar a las 286.068 personas.
LOS AVANCES
En 2016, solo 13 hospitales y clínicas disponían de PREP oral (eran proyectos piloto). Para
2021 la cifra casi se multiplicó, sobrepasando los 2.700 centros.