En defensa de la infancia
Es grato conocer que el programa contra la desnutrición infantil está en pleno desarrollo. De su éxito depende la calidad del porvenir. Lamentablemente la niñez adolece de otros graves problemas que luego de la pandemia, y también en razón de la abundante migración venezolana, se han podido visibilizar en toda la magnitud de la enorme tragedia que significan.
Uno de ellos es el vinculado con la explotación que, a vista y paciencia de todos, sufren nuestros niños, incluidos entre ellos los de los migrantes, en las calles de las ciudades principales. Es negativamente llamativo verlos actuando como saltimbanquis, poniendo en riesgo su salud y su
La infancia es uno de los grupos vulnerables a los que hay que brindarle especial atención’.
vida y sometidos a todo otro género de peligros mientras, cercanos a ellos están sus progenitores o quienes explotan su precario trabajo. Otros, de la mano de sus madres, invocan la conmiseración humana haciendo el gesto de que están con hambre y necesitan comer.
Deseable sería que las instituciones públicas, privadas y las organizaciones internacionales establecidas para la protección de la infancia, realicen un censo que permita discriminar entre quienes invocan la caridad por no contar con otro recurso de supervivencia y aquellos que están sometidos a una suerte de esclavitud. Liberarlos, acogiéndolos en guarderías, sería lo apropiado.