Renovar la fuerza pública
La nula sinergia entre los cuerpos de seguridad estatal, incluso entre los distintos mandos de cada uno de ellos, abona a la inseguridad del país y mantiene desprotegidos a los ciudadanos, que hallan en el encierro el único escudo para hacer frente a la delincuencia. Resulta inadmisible que hasta ahora no se hayan cambiado las estructuras de la Policía y de las Fuerzas Armadas, a fin de garantizar la seguridad integral del país. La responsabilidad no solo es del poder político del régimen pasado que desbarató los grupos de inteligencia y los servicios de seguridad, sino de las autoridades policiales y militares que no hicieron
La Policía y las Fuerzas Armadas, ancladas en configuraciones arcaicas y caducos modelos de protección, tienen que renovarse y mostrarse fuertes en los nuevos escenarios en que se mueven los grupos delincuenciales’.
nada para evitarlo. La fuerza pública se debe a los ciudadanos y no a los gobiernos. El permanente silencio en los cuarteles resquebrajó la credibilidad y aupó hechos como la destrucción del radar de Montecristi, el hallazgo de droga en bases aéreas y la pérdida de fusiles en los cuarteles. La Policía y las tres ramas de las Fuerzas Armadas, ancladas en configuraciones arcaicas y caducos modelos de protección, tienen que renovarse y mostrarse fuertes en los nuevos escenarios en que se mueven los grupos delincuenciales organizados, que conocen sus limitaciones al detalle. El país necesita una fuerza pública modernizada y equipada en todas sus divisiones.