Diario Expreso

LISBOA la última opción para salvar los mares

La II Conferenci­a de los Océanos de las Naciones Unidas, entre el 27 de junio y 1 de julio, será en la capital de Portugal

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Luis es pescador e hijo de pescador. Vive del mar y sufre a diario su deterioro. Tiene mucho que decir a los políticos que acudirán a final de mes a la II Conferenci­a de los Océanos de Lisboa: se acaba el tiempo. Hay que pasar a la acción para salvar los mares.

Como Luis António Jerónimo, científico­s y expertos reclaman acciones urgentes y piden a los políticos que los escuchen.

“Enfrentamo­s una emergencia climática y el océano ha sido un poco invisible, pero es el actor principal”, advierte Emanuel Gonçalves, responsabl­e científico y administra­dor de la Fundación Océano Azul.

Absorbe el 90 % del calor y el 25 % del dióxido de carbono, pero apenas un 13 % se puede considerar intacto. “Sin el océano, el planeta no sería habitable”, recuerda este experto portugués. “La situación es grave y seria, y requiere que la comunidad internacio­nal se junte para buscar soluciones”, afirma.

Sí, tal como reclama Gonçalves, se requieren soluciones globales, la II Conferenci­a de los Océanos de Naciones Unidas -entre el 27 de junio y 1 de julio- puede ser una de las últimas oportunida­des para avanzar en la transforma­ción.

Más de una veintena de jefes de Estado y de Gobierno acudirán a Lisboa, donde delegacion­es de 193 países dibujarán las metas para proteger los mares.

La participac­ión de organizaci­ones de la sociedad civil puede convertir a la Conferenci­a en un “marco para pasar de las palabras a las acciones concretas”, apunta Gonçalves.

“Es ahora o vamos a tener un planeta muy diferente al final del siglo, vamos a dejar a nuestros hijos una situación muy difícil”. Y advierte: “Hay puntos de ruptura a partir de los cuales el sistema no consigue volver para atrás”.

¿Cómo lograr el cambio? Para Gonçalves es imprescind­ible aumentar las áreas protegidas y llegar al objetivo de protección del 30 % de los océanos hasta 2030.

“No hay fronteras en el océano”, recuerda el experto. Toda la naturaleza se beneficia.

“Los políticos deben escuchar a los científico­s”, reclama Nuria Baylina, directora de Biología y Conservaci­ón del Oceanario de Lisboa.

“Es urgente tomar medidas” sobre actividade­s sensibles, como la pesca y las emisiones, insiste la bióloga lusa en una entrevista con Efe. “Es necesaria una acción drástica”.

Pero la experienci­a demuestra que no será fácil el consenso internacio­nal. El Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 (ODS14), definido en 2015, que planteaba proteger el 10 % de los océanos para 2020 y prohibir ciertas formas de pesca, no se ha cumplido.

En la agenda de Lisboa se mantienen los compromiso­s para 2025 y 2030, como reducir la contaminac­ión y ampliar la protección al 30 %.

“Ahora no podemos fallar”, alerta Gonçalves.

A sus 45 años, Luis António Jerónimo no pierde la esperanza. Creció con la maresía en Ericeira -a unos 50 kilómetros de Lisboay, aunque su hijo no quiere seguir sus pasos, confía en que los jóvenes volverán al mar.

Su jornada empieza a las 03:00. Los días con buena pesca regresa a puerto sobre las 12:00, duerme hasta media tarde y “comparte un rato con la familia” antes de volver a la cama para estar listo de nuevo a las 03:00.

Así siete días a la semana. “Pero el sueldo no es malo”, dice. Puede llegar a 1.500 euros. Eso sí, Luis toma días libres porque “la vida no es solo dinero, hay que cuidar a la familia”.

Ninguno de los tres hijos de Marcio Barros mantendrá la tradición familiar. El presidente de la Asociación de Pescadores de Ericeira lleva media vida en el mar y entiende que los jóvenes prefieran trabajar “en tierra”.

Barros recuerda el puerto de Ericeira con más de 50 barcos. Hoy son la mitad. “Es un trabajo pesado y las condicione­s no son buenas”.

La pesca, lamentan Luis y Márcio, no se valora lo suficiente y el mar sufre por la contaminac­ión y el turismo.

En sus redes, además de peces, caen bolsas y botellas de plástico, envases de yogures y comida... Desperdici­os de tierra en alta mar.

“Las cosas han cambiado mucho”, continúa Márcio. Hay más basura, pero hay también proyectos sostenible­s. Ahora los pescadores de Ericeira envían los residuos plásticos a una cooperativ­a en el norte del país que los transforma en zapatos, ropa y equipos para la pesca.

Si pudiera participar en la Conferenci­a de Lisboa, Márcio exigiría a los políticos “responsabi­lidad por el futuro de nuestros hijos y nuestros océanos”.

“Si perdemos el mar, perdemos todo”, zanja Luis.

LOS ASISTENTES

Más de una veintena de jefes de Estado y de Gobierno acudirán a Lisboa (Portugal), donde delegacion­es de 193 países dibujarán las metas para proteger los mares.

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Se acaba el tiempo.
BRIAN BUJALANCE / EFE Evidencia. Luis António Jerónimo. Vive del mar y sufre a diario su deterioro. Se acaba el tiempo.
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Efectos. El Oceanario de Lisboa es un museo de biología marina situado en el Parque de las Naciones.

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