La repercusión mundial de la invasión rusa
Estamos en el umbral de un nuevo orden mundial. Los estremecimientos que lograrlo produce los está pagando el mundo. Luego de las lesiones que en ámbito planetario ha producido la COVID-19, ahora se vive bajo la amenaza del hambre generada por el conflicto bélico. Y ello ocurre, para el caso de países como el Ecuador, por triple vía. No circula la producción ucraniana de trigo; no es posible venderles a los países en conflicto, e incluso a otros de los alrededores, el banano, el camarón y las flores, que son sectores predominantes en la economía ecuatoriana; y tampoco será fácil conseguir, ni con precios elevados, los imprescindibles fertilizantes, por lo cual las cosechas no serán muy buenas y, obviamente, subirán los precios de muchos productos alimentarios. La situación descrita puede llevar a la quiebra a muchos negocios. Y, sumado a lo descrito, la inflación mundial es inevitable y por ende el incremento en el costo de la vida. Frente a ese visible riesgo, lo deseable sería tener una gran consolidación interna que permita enfrentar una crisis que escapa, en muchos sentidos, de la capacidad de gestión del Gobierno, siendo como es una crisis que afecta al entorno global. Lamentablemente, se enfrentan graves conflictos internos y ello dificultará el buen manejo de la complicada coyuntura actual.
Es imperativo contar con un gobierno fuerte para enfrentar las repercusiones que la invasión rusa a Ucrania ha provocado’.