Diario Expreso

LOS SIRIOS huyen de la guerra y caen en la miseria

Millones de refugiados sirios libran en Turquía una nueva batalla por la superviven­cia ante la crisis económica y la poca ayuda humanitari­a

- ÓSCAR GUTIÉRREZ EL PAÍS ESPECIAL PARA EXPRESO ■ ■

La escena podría ser la de una buena historia: Dalin, de cinco años, vergonzosa, asomada al balcón, observa sin perder ripio cómo su padre charla en la calle con el vecino al que ella llama “tío”, aunque de parentesco, nada de nada. Tiene una tienda en la que repara muebles junto al portal de su casa, eso es todo. Pero la pequeña y el tendero, de unos 60 años, se llevan muy bien. “¡Dalin, baja!”, dice el hombre mientras el padre de la pequeña mira hacia arriba con una sonrisa. La niña se tira las escaleras abajo y aparece, con la vergüenza todavía en lo alto y un dedo en la boca. “Eso del dedo es porque Dalin es muy inteligent­e”, dice el tendero. Preciosa escena de un humilde barrio de la localidad turca de Gaziantep, porque turco es el reparador de muebles y sirios los miembros de la familia de Dalin, que huyeron de la guerra en Alepo allá por el año 2014. Refugiados integrados, esa es la parte buena, pero que ocho años después de abandonar su tierra no llegan a final de mes, a reunir unas 5.000 liras turcas (280 euros) para contar con lo básico; especialme­nte vulnerable­s en medio de una tormenta económica que atiza fuerte en su tierra de acogida. Aun así, Ali Ali, de 35 años, padre de Dalin, lo deja claro: “No pienso en volver a Siria”.

Once años tras el estallido de la contienda, alrededor de 6,7 millones de sirios permanecen refugiados más allá de sus fronteras, la inmensa mayoría en países vecinos (Líbano, Jordania, Irak...). Turquía se lleva la palma con 3,7 millones. Pero la vieja Anatolia no está en su mejor momento para dar de comer a una población tan amplia. Dos datos reflejan el estado de su economía: una caída de la lira de en torno al 45 % y una inflación por encima del 73 % según datos oficiales, que fuentes no gubernamen­tales duplican.

Ali trabaja arreglando móviles, así que obras no le faltan. Eso le da unos 165 euros al mes, de los que la mitad se los lleva el alquiler de la vivienda en la que reside junto a su mujer y cinco hijos. Cada día se gastan entre ocho y nueve euros para comer. Las cuentas no cuadran ni siquiera con la ayuda de la Red de Seguridad Social de Emergencia (RSSE), el mayor programa humanitari­o de la historia de la Unión Europea, que ha facilitado la elaboració­n de este reportaje. Esta red asiste en Turquía a 1,5 millones de personas en situación de vulnerabil­idad. A cada miembro de una familia le entrega unos 12 euros al mes en una tarjeta de débito. Esto es, la familia de Ali recibe en torno a 75 euros. Les faltaría un pellizco para poder sacar la cabeza.

Ali es treintañer­o, pero la guerra mata los años a pasos de gigante. “Mi futuro está perdido, solo pienso en mis hijos”, dice, “cuando era joven me encantaba estudiar, pero lo tuve que dejar, por eso ahora quiero que mis hijos vayan a la universida­d”. Tiene un plan: las niñas, cuatro, estudiarán Medicina, y el niño, Electrónic­a. Este se llama Mohamed y tiene ocho años, por lo que no conoció la tierra de sus padres. “Nunca seré capaz de describirl­e del todo cómo es Siria sin vivir allí”, relata Ali con una mueca tristona.

Sea por la terquedad de la guerra, los años en el exilio, la fatiga o por todo junto, los sondeos sobre el deseo de los refugiados sirios de volver a su país dibujan una creciente desconexió­n: solo el 4 % de los consultado­s, el pasado año por la Media Luna Roja Turca y la Federación Internacio­nal de la Cruz Roja (IFRC, en sus siglas en inglés), al frente del programa RSSE, estaba dispuesto a regresar a Siria. El 73 % no pensaba moverse de Turquía. Otro informe, elaborado en 2020 por la agencia de la ONU para los refugiados, concluía que un 77,8 % de los consultado­s en territorio turco no querían volver bajo ninguna circunstan­cia, frente a un 16,7 % que respondían de igual modo en 2017. En el caso de los que huyeron hacia Líbano, Irak, Jordania y Egipto, encuestado­s por esta misma organizaci­ón, el 90 % no estaba dispuesto a emprender el viaje de vuelta a corto plazo. Estos porcentaje­s coinciden con los testimonio­s recabados para este reportaje.

A unos 190 kilómetros hacia el sur de Gaziantep, a un tiro de piedra, casi literal, de la frontera siria, se encuentra Reyhanli, pequeña localidad por la que huyeron miles de sirios, pero también por la que alcanzaron la trinchera muchos combatient­es extranjero­s.

REFUGIADOS

La pandemia machacó mucha de la iniciativa de pequeños emprendedo­res sirios, aunque la mayoría de los que trabajan lo hacen en el mercado informal. Duro, pero cierto.

Mi futuro está perdido, solo pienso en mis hijos.

Cuando era joven me encantaba estudiar, pero lo tuve que dejar, no seré capaz de describirl­e del todo cómo es Siria sin

vivir allí”.

ALI ALI, refugiado sirio en la localidad de Gaziantep

 ?? ÁNGEL COLMENARES / EFE ?? Drama. La familia siria Husso, en el pequeño cultivo que tienen junto a la tienda en la que viven, en la localidad turca de Adana. De esa forma tratan de salir adelante ante la crisis.
ÁNGEL COLMENARES / EFE Drama. La familia siria Husso, en el pequeño cultivo que tienen junto a la tienda en la que viven, en la localidad turca de Adana. De esa forma tratan de salir adelante ante la crisis.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador