Argentina: ricos pagarán más por uso de energía
El gobierno de Fernández anuncia la segmentación de las tarifas por ingresos ❚ Las exigencias del FMI se aplican
Argentina comienza a acatar la exigencia más difícil del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI): reducir los millonarios subsidios a la energía de los que ahora se beneficia toda la población, indistintamente de sus ingresos. En unos meses, el Estado retirará la ayuda a los hogares más ricos, que verán reflejado en sus facturas el valor real del gas y la electricidad. Para los demás, el precio se mantendrá sin variaciones en lo que queda de 2022, según el anuncio realizado por el gobierno del peronista Alberto Fernández.
“El sistema contempla una segmentación en tres escalas”, detalló la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, en rueda de prensa. Las familias con menores ingresos (cerca del 40 % del total, similar al dato de pobreza) pagarán una tarifa subvencionada que aumentará anualmente como máximo un 40 % del alza del coeficiente salarial. Para aquellas con ingresos medios (alrededor del 50 %), el aumento máximo previsto será del 80 % del coeficiente salarial, mientras que pagarán la tarifa plena quienes tengan ingresos equivalentes a tres canastas básicas y media (333.600 pesos, equivalentes a unos 2.600 dólares) o que posean tres automóviles, tres propiedades, un yate y/o un avión (el 10 % más rico).
“No va a haber ningún aumento de tarifas para el 90 % de la población, aproximadamente, en el resto del año. Y en el caso del sector primero, se va a ir prorrateando de aquí hasta final de año el aumento que corresponda por haber quedado con la tarifa plana”, insistió Cerruti.
La reducción de los subsidios a la energía fue una de las condiciones del FMI incluidas en el acuerdo alcanzado en marzo —y aprobado después por el Congreso argentino—para reestructurar la deuda de 44.000 millones de dólares contraída por Argentina en 2018 con el organismo internacional. Los economistas ortodoxos insisten también en que no hay alternativa si se quieren equilibrar las cuentas públicas.
En Buenos Aires y su área metropolitana, donde viven cuatro de cada diez habitantes del país, la factura promedio de electricidad no supera los 1.500 pesos (11 dólares), poco más que una pizza grande. La del gas, incluso en los meses de invierno, donde se incrementa notablemente por la calefacción, tampoco supone un golpe significativo para el bolsillo de las clases medias. La explicación está en la enorme subvención estatal, que en 2021 requirió el desembolso de 11.000 millones de dólares, equivalente al 2,3 % del PIB.